Cuando tenía apenas un año su familia se estableció en Nueva York y durante su adolescencia se mudaron a California. Fue en la Armijo High School en Fairfield donde lo convencieron sus entrenadores de convertirse en deportista.
Sus inicios se remontan a su infancia. Desde los 12 años se dedica activamente a la práctica deportiva. La disciplina siempre fue un fuerte de Grijalva. Según comentó la madre en una entrevista: “Se levantaba temprano, corría ocho millas todos los días”.
Luego de graduarse de la escuela secundaria, la Universidad de Arizona lo recibió con una beca y fue ahí que su carrera se consolidó. Consiguió su boleto a los Juegos Olímpicos al convertirse en el corredor más veloz en la historia de Guatemala, durante el campeonato NCAA —División Outdoor Track & Fiel, en Oregón (2021)—.
Sin embargo, debido a que forma parte del programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (Daca, en inglés), donde se apoya a los inmigrantes indocumentados que fueron llevados a Estados Unidos cuando eran niños (conocidos como dreamers), su presencia en los olímpicos estuvo en duda, ya que el proyecto no le permitía salir del país.
Luis no conoce Guatemala, y pese a que no habla español muy bien, sus raíces con la tierra que lo vio nacer siguen fuertes. En gran medida gracias a su madre, ya que por ella disfruta de la gastronomía del país, específicamente los tamales.
El corredor siempre estará agradecido por las oportunidades que se le brindaron en Estados Unidos. El deporte le cambió la vida, la forma de afrontarla y el beneficio de dedicarse profesionalmente a correr.