Conforme a sus planes, Padilla tiene prevista su salida de Guatemala el próximo 30 de marzo, para comenzar la escalada el 4 de abril.
Grandes obstáculos se han interpuesto entre la Frente del Cielo, como llaman al Everest, en Nepal y la atleta guatemalteca.
“Tengo conocimiento de que esta vez llegarán menos personas que en años anteriores y eso aumenta la probabilidad casi el doble. El problema en el Everest es humano, no la montaña en sí. Con relación al clima es algo que no se sabe y los días de cumbre serán en algún día de mayo. Son dos meses los que necesitamos para escalar la montaña”, expresó Padilla.
Conforme a la preparación previa que ha hecho para el nuevo reto, la guatemalteca explicó que se ha entrenado en México.
“Este último mes he estado entrenando en el Pico de Orizaba, que es la montaña más alta de México, y aparte hago natación, pesas y bicicleta. Es una mezcla”, indicó.
RUTA CONOCIDA
Su experiencia de tres viajes frustrados hacen que Padilla elija un camino conocido para llegar a la cima.
“Tomaré nuevamente la ruta sur, que es por el lado de Nepal, ya que hay menos viento que en el norte. Ya he estado ahí y ya se más o menos lo que me espera”, resaltó Padilla.
Bárbara indicó que será precavida en el nuevo intento por conquistar la cima y que está consciente del riesgo que corre.
“El miedo es algo normal y necesario que nos hace ser más prudentes. Confío en que no habrá ningún movimiento de la tierra, así como en mis entrenamientos y la fe que tengo es importante. Soy positiva”, resaltó.
Aseguró que llegar a la cima del Everest no es ninguna obsesión. “Escalar montañas no me hace daño ni a mí ni a nadie. Es una forma de vida, pero no es obsesión”, comentó Padilla.
Obstáculos
En el 2013, Padilla estuvo a 12 horas de llegar a la cima, pero se le rompió la manguera del tanque de oxígeno. En 2014 una gigantesca avalancha sepultó a unos 17 sherpas y eso desencadenó una huelga política que evitó la continuidad.
El año pasado el terremoto en Nepal dejó más de ocho mil muertos y eso provocó la retirada.