Su desempeño no es producto de la casualidad. Es el fruto de una buena alimentación, de seguir las reglas en su casa, una estricta rutina de entrenamiento y el apoyo de su familia, lo que lo ha llevado a conseguir varios triunfos a escala nacional, un orgullo guatemalteco y sololateco que proviene de una familia indígena de habla kaqchiquel.
Víctor Julajuj, padre de los corredores William y Víctor.
La familia Julajuj Solares lleva en la sangre el amor al deporte. Los hermanos William y Víctor han recibido el apoyo incondicional de su padre, Víctor Julajuj, y su madre, Rosario Solares. El padre los ha entrenado con sus propios recursos, y pese a las limitantes ha dado a sus hijos disciplina y entrega.
Luego de ser el mejor guatemalteco en la edición 2015 de la tradicional Max Tott, en el 2016 no pudo revalidar su título, pues una lesión y posterior operación de apéndice lo alejó de las competencias.
Eso fue una motivación extra para no darse por vencido y entrenar con mayor esfuerzo para los próximos retos, por lo que cerró el año con el mejor de los regalos, al ser el campeón de la última carrera, en la edición 59 de la San Silvestre.
William inició en el atletismo a los 15 años y gracias a la perseverancia y al estricto programa de entrenamiento impuesto por su padre ha llegado donde hoy está. Afirma que las cosas no han sido fáciles pero su deseo de poner en alto a su departamento y a Guatemala es lo que le hace dar todo en las carreras.
“Nos hemos esforzado para sobrevivir en este deporte. Estoy orgulloso de mis hijos, William y Víctor. Ellos se dedican por completo al deporte. Es por eso que William ha logrado ese nivel, Hemos caído, pero hemos sabido levantarnos. Lo más importante es que aprendimos a subsistir con este deporte”, afirmó Víctor el padre y entrenador de los hermanos Julajuj Solares.
El próximo reto de William es buscar nuevamente el título en la Max Tott. Junto a su hermano y con el apoyo del equipo BAM saldrán en busca de nuevos triunfos para el 2017.
Cuna humilde
William es uno de los pilares de su familia y en la que desde pequeño aprendió a labrar la tierra, hacer leña y cumplir faenas en los cultivos para conseguir el sustento diario.
“Estamos orgullosos de sus triunfos. No tenemos cómo apoyarlo, más que con palabras de ánimo, y pedimos que nos siga representando como sololatecos, que este departamento siempre ha tenido oportunidades”, dijo Eliseo Par Solares, vecino del lugar.