El capitán, Riyad Mahrez, fue el primero en descender del avión, portando consigo el trofeo junto al seleccionador, Djamel Belmadi.
Sobre la pista, los bomberos ofrecieron un pasillo bajo un arco formado con chorros de agua a presión, según las imágenes difundidas en directo por la televisión nacional.
Una multitud congregada a ambos lados de la carretera que une el aeropuerto de Argel con el centro de la capital explotó de alegría al paso del autobús escoltado por un número importante de motocicletas y vehículos de policía.
Al grito de ‘One, two, three, viva l’Algérie’ (Uno, dos, tres, viva Argelia), los aficionados ovacionaron a sus héroes.
“Ahora la ‘Confederaciones'”
El autobús acudirió a la plaza del 1 de mayo, donde miles de personas esperan desde hace horas para festejar el título con los jugadores.
#Alger : mouvement de foule au passage du bus des #Verts pic.twitter.com/5hvCDRMVK8
— TSA Algérie (@TSAlgerie) July 20, 2019
“Estoy aquí desde temprano para ver a los jugadores y compartir mi alegría con otros aficionados. Ahora soñamos con la Copa de las Confederaciones”, afirma Hocine, de 22 años, llegado de Biskra (400 kilómetros al sur de Argel).
“No he pegado ojo en toda la noche a causa de las celebraciones pero he querido estar presente aquí en la plaza del 1 de mayo para ver de cerca a Bagdad Bounedjah (autor del gol en la final) para darle las gracias por esta fabulosa victoria”, confesó Madjid, de 28 años.
La epopeya inesperada de Argelia, eliminada en primera fase en la CAN de 2017, se selló con la victoria el viernes 1-0 ante Senegal en El Cairo ante cerca de 20 mil aficionados argelinos, entre ellos el presidente interino, Abdelkader Bensalah.
Optimismo
El combinado norteafricano añadió una segunda estrella a su camiseta al conquistar el título 29 años después del logrado en 1990. Aunque llegó sin hacer ruido a Egipto, el equipo de Riyad Mahrez fue creciendo hasta reinar en el continente. En pleno movimiento de protesta popular contra la élite política del país, este éxito toma una dimensión especial
“Toda Argelia estará en la calle, va a ser increíble. Lo viví en 2014 (tras los primeros octavos de final en un Mundial), fue increíble. Pero ahora va a ser aún peor”, había vaticinado el ex del Valencia Sofiane Feghouli.
De Orán, la ciudad natal del goleador Baghdad Bounedjah, a París y Marsella, donde hay una importante emigración argelina, los aficionados celebraron el título en un ambiente festivo a pesar de algún incidente aislado.
Símbolo de la transformación de los ‘Zorros’, Mahrez, autor de un libre directo antológico en la semifinal, parece haber dado un paso al frente tras heredar el brazalete de capitán: “Siempre tuve muchas responsabilidades en la selección. Pero lucir el brazalete me dio confianza”.
Con jóvenes talentos como Ismaël Bennacer, elegido mejor jugador del torneo con sólo 21 años, o Youcef Atal, el futuro de Argelia se presenta radiante.
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