La principal novedad para este juego es la convocatoria de Messi, el astro del Barcelona, y de Tevez, Boca Juniors y ex Juventus, en busca de darle mayor potencia a la delantera albiceleste.
El timonel Gerardo Tata Martino, que cumple un año al mando de la selección mundialista, intenta mejorar el ánimo de los argentinos, tras perder la final de la Copa América-2015 ante Chile, a costa de Bolivia y México, su siguiente rival amistoso cuatro días después, también en EEUU.
El adiestrador destacó, en una conferencia de prensa en Houston, la presencia de la Pulga en el onceno: “lo encontré bien, como habitualmente viene a la selección, tal cual pasa con el resto de los jugadores”.
Acotó que el astro “finalmente está acá a disposición de la selección, finalmente va a jugar” y que podrá alinear junto a Tevez, la primera vez en la que ambos forman la dupla en la era Martino.
La Pulga Messi acudió al llamado del seleccionado para los amistosos, intentando poner fin a la polémica en su país por la frustrante participación de la albiceleste en la Copa América y en el Mundial Brasil-2014, donde Argentina también fue subcampeón.
Messi afirmó que jamás pensó en renunciar al seleccionado, pese a las críticas de la prensa y la hinchada de su país.
El defensa Marcos Rojo destacó la presencia del astro y señaló que es “bueno para Argentina que (Messi) esté otra vez” en el seleccionado. Reconoció que incluso tuvo miedo de que no pueda volver a vestir la 10 de la selección.
Para los amistosos, Argentina sufrió varias bajas por lesiones: los defensas Ezequiel Garay (Zenit, Rusia) y Pablo Zabaleta (Mánchester City, Inglaterra), los volantes Lucas Biglia (Lazio, Italia) y Javier Pastore (Paris Saint Germain, Francia) y el delantero Gonzalo Higuaín (Napoli, Italia).
También estará ausente el volante Angel Di María, de común acuerdo entre la selección y su nuevo club, el Paris Saint Germain.
Los dos amistosos son preparatorios para Argentina que debuta como local ante Ecuador en la ronda premundialista, el 8 octubre.
Bolivia, en crisis
Bolivia, por su lado, llega al partido sumido en un mar de improvisación, por la más seria crisis que azota a la Federación Boliviana de Futbol, por la detención de dirigentes, entre ellos su expresidente, Carlos Chávez, por una investigación judicial por presunta corrupción.
Los 12 clubes de la liga mayor y los presidentes de las asociaciones regionales cambiaron a fines de julio a Chávez, aunque la Conmebol no reconoció a los nuevos directivos.
El nuevo técnico Julio César Baldivieso asumió el cargo recién el lunes, tras la dimisión de Mauricio Soria y las frustradas contrataciones del español Miguel Angel Portugal y el boliviano Eduardo Villegas.
Antes de partir de La Paz, Baldivieso abrió el paraguas frente a un eventual temporal, por lo que sería el resultado del encuentro ante la poderosa Argentina.
Dijo que hubiera preferido no jugar el amistoso y que una prueba real para su equipo será el primer partido oficial el 8 de octubre de local ante Uruguay, por las eliminatorias.