Ambos fueron juzgados por un presunto fraude fiscal de 4.16 millones de euros al fisco español entre 2007 y 2009 relacionados con los derechos de imagen del jugador.
Para ello, habrían utilizado un entramado de sociedades en Reino Unido, Suiza, Belice y Uruguay a través del cual circulaban los ingresos de los contratos firmados con marcas como Adidas, Konami, Pepsi o Danone. El dinero terminaba en una sociedad uruguaya, propiedad al 100 por ciento de Messi.
Sin embargo, en su declaración ante el tribunal, el pasado 2 de junio, el quíntuple ganador del Balón de Oro aseguró desconocer todo este mecanismo pues dejaba en manos de su padre y sus abogados la gestión de su patrimonio.
“Yo me dedicaba a jugar al fútbol, confiaba en mi papá y en los abogados y no tenía ni idea de nada”, dijo.
“Lo único que sabía es que firmábamos acuerdos con determinados patrocinadores, por una cantidad equis de dinero y yo tenía que hacer anuncios, fotos y cosas de esas pero sobre el dinero y dónde iba, no sabía nada de eso”, añadió.
La fiscalía, que antes del juicio ya pidió absolver a Messi, se ratificó en su posición alegando de que “no hay ninguna evidencia de que nadie le explicara nada”.
Su padre y sus asesores tributarios durante los años investigados lo eximieron de toda responsabilidad, asegurando que no lo informaban sobre estos temas y que él se limitaba a firmar los documentos, sin leerlos.