Otra cosa es que los más de 78.000 espectadores que decidieron ir al Camp Nou merecieran un mejor espectáculo después de haber hecho el ‘sacrificio’ de acudir al templo azulgrana en el lunes de Pascua, fecha festiva en Cataluña y último día de las vacaciones de Semana Santa.
Seguramente, la hora tardía del encuentro (21h00 locales; 19h00 GMT) y el hecho de que los niños catalanes vuelven a clase el martes, evitó que más de uno de aburriese por el pobre juego exhibido en la cancha.
Algo muy positivo en momentos en los que algunos de los rectores del futbol se muestran cada vez más preocupados por el poco interés que muestran las nuevas generaciones por este deporte.
Porque, ciertamente, el partido del Camp Nou no servirá para que los responsables de LaLiga vendan el ‘producto’, ni a los más jóvenes… ni a nadie.
Lo más destacado de la primera media hora fueron los gritos de “¡Messi, Messi!” que volvieron a gritar los aficionados azulgranas en el minuto 10, como si esos cánticos fueran oraciones que pudieran hacer posible la vuelta del Mesías.
¡Messi, Messi!”
A falta de conocer su es factible el regreso de Lionel Messi a la que fue su casa, entre otras cosas por la situación financiera del club catalán, el arquero argentino del Girona Paulo Gazzaniga obró el milagro al sacar un remate del uruguayo Ronald Araujo cuando la pelota ya tenía más superficie dentro de la portería que por cruzar la línea de gol (37).
Otro argentino, en el otro bando, Valentín ‘Taty’ Castellanos, decidió al inicio de la segunda parte que la mediocridad del encuentro no merecía goles y envió fuera un remate cuando se encontró frente a frente con Marc André Ter Stegen (55).
Con los 6 minutos de descuento, el partido se alargó otros 41 minutos más, o mejor dicho el suplicio, porque no volvió a pasar nada destacado, salvo un cabezazo de Gavi que mandó a córner Gazzaniga cuando muchos espectadores estaban ya pendientes del reloj para poner fin al calvario (90+4).
Suerte para los jugadores del Barcelona que los aficionados ven cerca un titulo liguero con el que olvidar sus penas europeas, porque de lo contrario los hinchas podrían ser mucho menos indulgentes con el juego propuesto por los de Xavi Hernández, paradigma del juego de toque como entrenador, pero que como técnico le está costando implantar ese estilo que llevó al Barça a la excelencia.