Mientras, los bielorrusos, que derrotaron a Macedonia en su último partido oficial, tienen dentro de una semana un duro examen ante la campeona de Europa, España, que visitará Minsk.
El técnico italiano Fabio Capello, en el ojo del huracán en los últimos meses por motivos económicos y deportivos, optó por un equipo más ofensivo de lo habitual.
Aunque puso en liza a un solo delantero, Kokorin, fueron titulares jugadores poco aficionados a presionar, como los veteranos Zhirkov y Shirókov, y el genial Dzagóev, que siempre ha mantenido una relación de amor y odio con Capello.
La perla rusa
No fue de la partida Denís Chérishev, quien ha hecho una magnífica temporada en el Villarreal, pero que ni siquiera estuvo en el banquillo.
Chérishev, cuyos derechos pertenecen al Real Madrid, aún se está recuperando de la inoportuna lesión que sufrió al final de la temporada y su casi segura baja es, sin duda, un importante revés con vistas al crucial partido contra los austríacos.
El nuevo seleccionador bielorruso, Alexandr Jatskévich, que tenía sin duda la vista puesta en el partido contra España, del que dependerá la suerte de su equipo en la fase de clasificación, también jugó con un solo delantero: Kornilenko.