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No obstante, como la cárcel de Varginha no tiene un pabellón para atender a los presos del régimen semiabierto que retornarían en las noches después de trabajar durante el día, Bruno podrá dormir en su residencia y su condición pasa a ser similar a la de una libertad condicional.
En 2017, la Corte Suprema le concedió al futbolista la libertad condicional por considerar que el tribunal de segunda instancia demoró mucho en someterlo a un nuevo juicio y el deportista llegó a firmar un contrato con el Boa Esporte de Varginha, con el que llegó a disputar cinco partidos.
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Su contratación como jugador del Boa Esporte, de la segunda división de la liga brasileña, motivó protestas de grupos que combaten el feminicidio y llevó a que cinco de los patrocinadores del equipo le retiraran su apoyo al club.
Sin embargo, dos meses después, la misma corte revocó esa decisión y ordenó su reingreso en prisión por pedido del Ministerio público (fiscalía), que argumentó motivos jurídicos para su retorno a la cárcel y, principalmente, una “falta grave” por su participación en escandalosas fiestas mientras gozaba de libertad.
Bruno fue condenado en 2013 a 22 años y tres meses por el asesinato y ocultación del cadáver de su amante, la modelo Eliza Samudio.
Antes de su arresto en 2010 y en su auge como campeón brasileño de 2009 con el Flamengo, su nombre lo citaba la prensa como uno de los posibles convocados por la selección brasileña para el Mundial de Brasil 2014.
El guardameta fue detenido en agosto de 2010, después de que la policía lo apuntara como el principal sospechoso del asesinato de la modelo, con quien tuvo un hijo.
Samudio, de 25 años y quien reclamaba del futbolista el pago de una pensión para su hijo, desapareció en 2010 y fue considerada muerta, aunque su cuerpo nunca fue encontrado, en un caso que conmocionó a Brasil.
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