Defendió con una tremenda solidaridad y una precisión táctica casi milimétrica, sólo alterada por una buena combinación del tridente del Barcelona que finalizó Luis Suárez con un disparo demasiado centrado que Sergio lvarez atajó sin problemas, y con la entrada de Andrés Iniesta tras el descanso.
Sobrepasado el minuto 20, el Celta, que encadena seis partidos sin perder entre Liga y Liga Europa, metió una marcha en la presión, y por ahí empezaron a multiplicarse los errores en la circulación de balón del Bara. Uno de ellos, de Busquets, lo explotó el equipo de Berizzo para armar un rápido contraataque, finalizado espectacularmente por el danés Pione Sisto.
Ese gol emocionó al Celta, que no tardó en golpear de nuevo, con otro rápido contragolpe, conducido y finalizado por un omnipresente Iago Aspas. El Barcelona estaba tocado y sus agobios aumentaron con un auto gol de Mathieu cuando intentaba desviar un centro de Wass. Con 3-0 y con una tremenda ovación para los locales el partido se fue al descanso.
Pero la entrada de Andrés Iniesta y un bajón físico del equipo de Berizzo, que cometió un enorme error al encerrarse en su campo, convirtieron, por momentos, la fiesta gallega en una pesadilla. El Barcelona se adueñó del balón y, apoyándose en la calidad del internacional español, empezó a crecer. Piqué puso el 3-1 que asustó todavía más a la afición gallega, que empezó a temer por la victoria cuando Neymar volvió a golpear desde los once metros (3-2).
A su equipo le quemaba el balón en los pies. El equipo de Luis Enrique confiaba en otra remontada como la de Mönchengladbach, pero un clamoroso error de su portero Ter Stegen, al intentar picar el balón por encima del chileno Pabo Tucu Hernández cuando éste lo presionó en el área, lo condenó con otro gol, pese a que Piqué volvió a agigantarse para mantener a lo suyos con vida en el minuto 86 y Neymar y de nuevo el central rozaron la épica en la prolongación.