El PSG, que nunca ha superado las semifinales de la máxima competición europea, desarboló a un equipo con cinco coronas continentales, gracias a un gol de Dani Alves a los 2 minutos, otro de Cavani en el 31 y la puntilla de Neymar en el 63. Un triunfo que les coloca como favoritos para acabar en cabeza del grupo B.
Cierto que el Bayern tuvo más el balón (casi 70 % de posesión) y mereció algún tanto, pero su dominio fue tan inocuo como eficiente la contra parisiense.
Aun es pronto para saber si la revuelta franco-catarí cuajará y acabará descabezando reyes en Europa. En París nadie olvida que en marzo pasado humillaron al Barcelona (4-0) en el mismo escenario antes de sufrir en el Camp Nou un correctivo histórico (6-1).
Pero ante el vértigo que imponen Neymar, Mbappé y Cavani -bautizados ya como la MCN-, una tripleta de oro, tanto por su valor deportivo como por su coste financiero, el Bayern pareció un equipo decrépito, sin aliento y anquilosado.
“Mañana Europa será roja y azul”, rezaba una enorme banderola en el fondo norte del Parque de los Príncipes, una grada alentada por la plebe esperanzada en que la chequera del golfo Pérsico les llevará a sus ilusiones y espoleada por Neymar, a punto de ser venerado como un mesías.
Cada vez que el balón rozaba sus botas la grada retenía el aliento y se activaba el toque de corneta que secundaban con obediencia casi castrense Mbappé y Cavani.
Cierto que los parisienses remaron con el viento a favor tras el tempranero gol de Alves que obligaba a los germanos a vivir peligrosamente.
El defensor exbarcelonista recibió un buen balón de Neymar, que se había deshecho de dos defensores en una internada por la izquierda y encontró a su compatriota y amigo libre de marca y en posición envidiable para abrir el marcador entre las piernas de Ulreich, lejos de tener la misma contundencia que el lesionado Manuel Nauer.
Los alemanes se lanzaron en busca del empate y pusieron en aprietos a los locales en varias ocasiones, sobre todo en una de Javi Martínez en el minuto 18 que obligó a estirarse a Areola.
A cambio, dejaron espacios, pan bendito para la MCN que dispuso de varios contragolpes. Hasta que Mbappé logró trenzar uno bueno, combinar con Cavani y permitir al uruguayo lograr su décimo gol de la temporada, el tercero en la Liga de Campeones.
Ni con los dos cambios tras el descanso de Ancelotti, que dejó en el banquillo James Rodríguez y a Corentin Tolisso, cambiaron el guión del duelo. El Bayern siguió resignado a colgar balones al área francesa (hasta 52 centros laterales sumaron los alemanes) y temblar en cada contra.
Sobre todo cuando las conducía Mbappé, pletórico de rapidez y potencia, que tras haber servido el segundo a Cavani regaló el tercero a Neymar, tras acariciar el balón para sentar a Alaba y dejar el esférico franco para el brasileño.
El joven francés, de 18 años, emerge cada día, ajeno al duelo de egos que mantienen sus otros dos socios de ataque. El Parque de los Príncipes lo reconoció con una ovación impresionante cuando en los estertores del partido cedió su puesto a Ángel di María.
En tierra quedaron las tropas bávaras, avivadas las dudas que arrastra en una temporada en la que no se encuentra, no domina en su país y se ha visto desarbolado en Europa.
Exultantes las milicias parisienses, que ahora ya saben que el castillo al que aspiran parece al alcance de su ambición.