El Alavés puso todas las dificultades previstas en su visita al Santiago Bernabéu. Propuso una línea defensiva de cinco jugadores y replegó mucho a cambio de renunciar al ataque. El Real Madrid empleó un fútbol académico para superar a su rival y llegar al descanso con merecida ventaja de un gol.
El conjunto blanco recibió malas noticias apenas comenzó el encuentro con la lesión del central francés Raphael Varane, una más, y la entrada de Dani Carvajal lo ayudó, pues el lateral español fue un peligro con sus subidas.
Mientras, Isco apareció para mejorar las jugadas y Benzema ofreció de nuevo una buena versión. También encontró ayuda de un activo Cristiano Ronaldo. Más tibias fueron las actuaciones de Luka Modric y Gareth Bale, ambos muy lejos de su mejor forma.
El Real Madrid acumuló muchas llegadas en la primera parte, pero escasos remates. Tuvo que esperar a los 31 minutos para ponerse por delante en un gol que nació de un fuera de juego de Benzema. La jugada siguió, Carvajal asistió y el francés marcó con la pierna zurda.
La primera mitad concluyó con otra buena acción combinativa de los locales y un remate de Bale que se fue fuera en una jugada en la que el galés reclamó un penal por una fuerte entrada de Rodrigo Ely.
La segunda parte fue radicalmente diferente y si el Real Madrid no perdió puntos fue por dos razones: la falta de efectividad del Alavés -que él sí tuvo- y la fortuna. Mereció más el conjunto de Mauricio Pellegrino en un Bernabéu que no dudó en reprochar con silbidos el mal juego de su equipo.
El Alavés subió líneas y presionó la salida de balón del Real Madrid, que fue muy deficiente. El equipo blanco perdió la pelota y su entrenador, Zinedine Zidane, no lo supo ver desde el banquillo, pues apenas hizo nada para equilibrar el centro del campo, siempre con superioridad numérica del conjunto vasco. El resto lo hizo la pereza de un equipo que dio el encuentro por ganado prematuramente.
Deyverson, Edgar, Manu García… Todos ellos tuvieron oportunidades de empatar y sus remates se marcharon sin premio. A cambio, al Real Madrid le bastaron dos ocasiones en la segunda parte para sellar una goleada. La diferencia estuvo en la dinamita.
El segundo gol lo hizo Isco a cinco minutos del final con un misil desde una posición difícil. El pequeño centrocampista consiguió así llevar la tranquilidad a un Bernabéu que durante muchos minutos vio peligrar el resultado.
La sentencia ocurrió tres minutos después. Bale tiró una falta al larguero, Nacho Fernández se adelantó a los defensas del Alavés y remachó con la cabeza. Así finalizó una goleada excesiva.