Bartomeu puntualiza que la relación con el vicepresidente del CTA entre 1994 y 2018 empezó bajo el mandato de José Luis Núñez y que, sucesivamente, esa relación se mantuvo con Joan Gaspart, Joan Laporta, Sandro Rosell y él mismo.
Con todo, el expresidente de la entidad niega que con la contratación de los servicios de la empresa de Enríquez Negreira el club pretendiera influir en los arbitrajes.
“Es absolutamente falso y absurdo pensar que compramos a ningún árbitro, no hay nada que esconder”, puntualiza.
Y, en este sentido, reflexiona: “Si hubiéramos influido en los árbitros no nos hubieran anulado un gol en la última jornada contra el Atlético que nos daba una Liga, es absurdo pensar eso. Y podría poner más ejemplos”.
Como ya explicó el club azulgrana en un comunicado, Bartomeu sostiene que los pagos se realizaban a cambio de informes arbitrales “habituales” en el mundo del fútbol.
“Los informes existen, se entregaban tanto al primer equipo como al Barça B antes de cada partido para comentar aspectos acerca del árbitro que tocaba. Los entrenadores y los jugadores los agradecían”, subraya Bartomeu, quien reconoce que los citados informes los elaboraba el hijo de Enríquez Negreira, Javier Enríquez Romero.
“Era muy buen profesional. Yo con su padre apenas tenía contacto”, destaca Bartomeu sobre el responsable de elaborar los informes.
Por último, califica de “casualidad” la decisión de trabajar con una empresa del exvicepresidente del CTA, si bien asume dudas “de carácter ético”, pero nunca “de carácter legal”. Y reconoce: “Los pagos eran altos, sí”.
Estas declaraciones de Bartomeu se producen después de que saliera a la luz que la Fiscalía de Barcelona investiga por un presunto delito de corrupción entre particulares a una empresa de José María Enríquez Negreira por unos pagos de 1,4 millones de euros realizados por el FC Barcelona entre 2016 y 2018.
La investigación se inició a raíz de una inspección fiscal a DASNIL 95 SL por la tributación de los citados 1,4 millones de euros.