Kane aterrizaba en esta Euro con la intención, además, de lucirse de cara a un verano que pinta a movidito para él. A días de que comenzara el torneo comunicó su intención de marcharse del Tottenham, club en el que no ha conseguido ni un solo título en diez años y que tampoco ofrece un futuro lo suficientemente halagüeño para hacerlo próximamente.
Gareth Southgate aseguró antes del inicio de la Euro que esta situación no afectaría al rendimiento del ‘nueve’ de los ‘Tres Leones’, pero lo cierto es que su aportación a Inglaterra está lejos de lo que se esperaría del que aspira a ser máximo goleador histórico de la selección.
Los 19 goles que le separan de Wayne Rooney apuntaban a reducirse en una fase de grupos a priori asequible para los ingleses, pero tras dos encuentros se mantienen inamovibles. Además, si el encuentro de Kane ante Croacia fue para olvidar, tampoco lo hizo mucho mejor contra Escocia. Dos de cinco pases completados en la primera parte. Ningún disparo a puerta. Su mejor ocasión, un remate de cabeza desviado y que ni siquiera valió porque se produjo en fuera de juego.
Sus 19 toques en el partido suponen el menor número en un partido en el que haya jugado más de 45 minutos con Inglaterra.
Pese a estar rodeado de talento, que tampoco acaba de carburar, Kane está desaparecido, perdido en un sistema, como el de Southgate, que nunca ha destacado por explotar el juego ofensivo y al que tampoco el cambio a la defensa de cuatro, con la introducción de un mediocentro más ha beneficiado.
A Kane, que mira cada vez más de lejos los goles de Romelu Lukaku, Patrick Schick o Cristiano Ronaldo, le queda un encuentro en la fase de grupos para desquitarse y afilar cuchillos de cara a la fase eliminatoria, donde se ya no se le permitirán errores.