James y otro nutrido grupo de jugadores demostraron que el técnico francés puede contar con ellos y que ofrecen garantías plenas, guiados por la batuta en la medular del germano Toni Kroos y el croata Luka Modric.
El estreno de 2017 en el Santiago Bernabéu no pudo ser más prometedor para el Real Madrid y decepcionante para el cuadro andaluz, que queda abocado a la heroica si quiere seguir en el torneo del k.o. La profundidad de la plantilla blanca salió de nuevo a escena.
El francés Karim Benzema se unió de salida a la larga lista de ausencias en el Real Madrid, en el que el colombiano James Rodríguez encontró y aprovechó su nueva oportunidad. Jorge Sampaoli también innovó al dejar en el banquillo al delantero argentino Luciano Vietto y dio entrada a su compatriota Joaquín Correa.
El preludio blanco
Quiso el técnico argentino del cuadro andaluz fortalecer la medular con el francés Steven NZonzi y Vicente Iborra y poblarla de jugadores móviles y con proyección como el galo Samir Nasri, el brasileño Paulo Henrique Ganso, Víctor Machín Vitolo y el propio Correa.
Pero sucedió todo lo contrario. La presión alta del Real Madrid unida a un actitud demasiado contemplativa en el cuadro hispalense concedió el mando autoritario a los hombres de Zinedine Zidane, que a los dos minutos ya tuvieron una gran ocasión por medio de Álvaro Morata.
El comienzo de los madridistas fue brillante, tanto como decepcionante el del Sevilla, demasiado permeable atrás ante la fluidez de la escuadra de Zidane, que encontró el premio con un magnífico gol de James Rodríguez, quien enganchó un tremendo disparo tras un robo de balón del brasileño Casemiro a NZonzi.
Con el Sevilla como alma en pena, sin defender ni atacar, desaparecidos Samir Nasri y Ganso, la apisonadora madridista fue imparable y rozó la goleada.
Una media chilena del croata Luka Modric y un remate sin parar del brasileño Marcelo fueron la antesala del 2-0, obra del zaguero francés Raphael Varane a la salida de un córner. Culminaba una media hora pletórica del Real Madrid.
Nadie se acordaba de la larga lista de ausentes ilustres: Cristiano Ronaldo, Gareth Bale, Benzema, Lucas Vázquez, Pepe, Sergio Ramos, Mateo Kovacic y Keylor Navas. Incluso poco después Morata tuvo el tercero.
Kiko Casilla, el portero de la Copa, también volvió a mostrar su valía y fue clave cuando el Sevilla comenzó a despertar y a mostrar que quería regresar al partido. El meta catalán se encargó de impedir el despertar andaluz al abortar dos claras llegadas de Correa y de Vitolo.
Los hombres de Sampaoli se habían desperezado, quizá enrabietados también con algunas decisiones arbitrales, mientras que el Real Madrid había bajado el pistón, al perder fuerza en la presión y precisión en el juego.
No obstante, tuvo tiempo antes del intermedio para poner el 3-0 y prácticamente la puntilla a la eliminatoria, con un protestado penalti sobre Modric que transformó James Rodríguez.