Aunque tras la derrota en el estadio Mapfre Stadium el técnico Klinsmann recibió el respaldo del presidente de la federación de fútbol de Estados Unidos, Sunil Gulati, el alemán bien sabe que una nueva derrota le pondría más presión a su trabajo por el resto del hexagonal, que da tres plazas directas para el Mundial y a la cuarta selección clasificada el derecho de jugar una repesca.
De ahí que necesita ajustar el funcionamiento de sus volantes, especialmente en la marca, una función en la que defraudó el experimentado Jermaine Jones, hombre de confianza de Klinsmann.
El balance final del partido en Columbus (Ohio) tampoco dejó bien parado al capitán Michael Bradley, quien no estuvo en su misión de pasar el balón, lo que probablemente obligue al técnico a buscar alternativas de creación de juego ofensivo con el colombiano Alejandro Bedoya.
Bradley tiene una gran compenetración con Bedoya y el dúctil Christian Pulisic. También se espera que sume al laborioso Sacha Kljestan en lugar de Matt Besler, para rearmar la mitad de la cancha.
En la defensa el lateral Timmy Chandler, quien no pudo con la velocidad de Miguel Layún y Jesús Corona, debe ceder el callejón derecho a DeAndre Yedlin, quien entró en la cancha para la segunda parte y cumplió mejor trabajo.
“Tenemos gran calidad dentro de la plantilla y ahora más que nunca debemos creer en ella”, declaró Klinsmann antes de viajar a Costa Rica.
“Seguro que los jugadores que salgan a disputar el próximo partido darán lo mejor”, añadió.
Los jugadores coinciden en que la derrota ante México ya forma parte del pasado y ahora están enfocados en el duelo con Costa Rica, donde están convencidos que van a tener un ambiente “hostil”.