“El punto de partida es exactamente el contrario. Partimos de una hoja en blanco y estamos abiertos a todos los puntos de vista y opiniones para mejorar el calendario internacional”, añadió.
Infantino evitó defender posiciones personales en este terreno minado, contentándose con reiterar su intención de “encontrar una fecha” para su Mundial de Clubes ampliado a 24 equipos, pese a las reticencias que provoca este torneo.
Pero sí defendió que la Fifa debe jugar un papel clave en la reforma del calendario, en tanto que “único organismo” que “genera” y “redistribuye” sus ingresos “en el mundo entero”, a diferencia de las ligas y de las confederaciones continentales.
Wenger detrás de la idea
“En la Fifa debemos proteger el interés de todos”, aseguró, posicionándose como único dique contra las desigualdades deportivas en el futbol, donde “cada vez menos países y cada vez menos clubes” se reparten los títulos.
A la vez que prometió “hablar con todo el mundo”, afirmó su deseo de encontrar “un equilibrio entre el futbol de clubes y el futbol de selecciones”, privilegiar el “elemento deportivo sobre el elemento financiero”, y definir “cuántos partidos puede disputar un jugador”.
Pero el congreso aprobó al mismo tiempo una propuesta de la federación saudita, por amplia mayoría, para llevar a cabo “un estudio de viabilidad sobre las consecuencias de la organización” de los Mundiales masculino y femenino “cada dos años”.
El Congreso de la FIFA vota sobre los futuros anfitriones para la Copa Mundial Femenina de la FIFA™ y explora la posibilidad de organizar nuevas competiciones.https://t.co/Jxx8iNvp3v pic.twitter.com/R6SuHIpV41
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No se marcó una fecha límite para decidir sobre la joya del futbol mundial, que se disputa cada cuatro años desde 1930 en categoría masculina y desde 1991 en mujeres.
Lejos de ser una iniciativa saudita, la idea viene del director de desarrollo de la Fifa, el francés Arsène Wenger, quien ya en marzo abogaba por alternar cada año Mundial y campeonato continental, y de “detener todo lo demás”.
‘Recursos limitados’
La idea de un Mundial cada dos años resulta atractiva para los difusores televisivos, pero amenaza con enojar a los campeonatos nacionales, a las confederaciones y a todos los clubes que constatan el agotamiento de los jugadores. Por no hablar de los aficionados, recelosos del fútbol-negocio.
“Quizás deberíamos pedir a la UEFA y a la FIFA que amplíen los años. Quizás podríamos tener 400 días por año”, bromeó a mediados de abril Pep Guardiola, entrenador del Manchester City.
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Semejante reforma supondría el final de los lucrativos partidos amistosos, reorganizaría las fases de clasificación, atrasaría los torneos continentales programados dos años después del Mundial e impondría a los clubes la liberación de sus internacionales cada verano (boreal), con lo que se retrasaría su incorporación a sus equipos y aumentaría los riesgos de lesiones.
Sobre todo porque el año 2024 coincide también con la entrada en vigor del nuevo formato de la Liga de Campeones, que establece decenas de partidos más que la UEFA aún no sabe cómo programar.
“Como los recursos en el fútbol son limitados”, especialmente en el mercado de los derechos de televisión, “el primero que dé un paso atrás pierde y nadie quiere tomar el riesgo de organizar menos partidos”, explicaba el jueves a la AFP Raffaele Poli, responsable del observatorio de fútbol CIES, en Neuchatel (Suiza).