El expatrón de Adidas, Robert Louis-Dreyfus, habría pagado el equivalente de 6,7 millones de euros a la Federación Alemana de Fútbol (DFB) en 2000 para alimentar una caja negra destinada a comprar votos en el seno de la FIFA y asegurar la sede de 2006 para Alemania, según publicó Der Spiegel la pasada semana.
La DFB lleva días desmintiendo esa compra de votos y Adidas se distancia del escándalo.
La marca deportiva dijo “no saber nada de un pago así por parte de Robert Louis-Dreyfus” y afirma “estar en medida de excluir que se trate de una operación comercial del grupo Adidas”. En otras palabras, Robert Louis-Dreyfus habría podido actuar “a título privado”, precisó un portavoz de Adidas a la AFP.
En cierta manera, estas nuevas revelaciones sitúan a Adidas “en el centro del escándalo de alguna manera” y “podrían tener un impacto en su reputación”, pese a que el episodio “no tiene impacto legal” sobre el grupo, resume Zuzanna Pusz, analista en el banco de inversiones Berenberg.
La justicia alemana examina el caso y Berlín reclama explicaciones que clarifiquen los hechos.
Así fue la inauguración del Mundial de Alemania en 2006.
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