A sus 18 años Leoni Franco, fundador del exitoso grupo musical Los Iracundos, cumplió uno de sus máximos anhelos: debutar con el Club Misiones, de la Primera División A del futbol uruguayo; una pasión que supo combinar con su fiel e íntima compañera: la guitarra.
Seguidor del histórico Nacional de Uruguay, Leoni empezó en el futbol a los 12 años, cuando hace su ingreso a las categorías inferiores del Club Misiones, de su natal Paysandú.
“Me gustaba el futbol. Disfrutaba hacer goles. Jugaba de nueve”, recuerda lleno de nostalgia el guitarrista del grupo Iracundos, con más de 50 años de trayectoria.
Admirador en la actualidad del uruguayo Luis Suárez, al que denomina un “monstruo del futbol”, aunque juega en el equipo rival de su corazón, derivado a que en España es aficionado del Real Madrid.
“Siempre traté de combinar el deporte, la música y mis estudios. Por la mañana iba al colegio, en la tarde entrenaba y en la noche dormía junto a mi guitarra”, refiere el exitoso músico.
“Estuve más o menos tres años jugando futbol a un buen nivel. Tuve el placer de jugar al lado de dos grandes: Luis “El Negro” Cubilla (fallecido exentrenador de Comunicaciones) y Jorge Oyarbide”, indica “El Bocha”, su nombre de pila en el balompié.
“No era titular. Jugaba de suplente. Anoté varios goles. El más especial fue uno que le hice al mejor portero de la A: Dotti, jugaba en River. Ingresé al 85 y logré marcar”, hace memoria el padre cuatro hijos.
Por su burbujeante carrera musical, Franco decide dejar el futbol y se inclina por otra de sus mayores pasiones, la música.
“Si hubiera sido un gran jugador, seguro nunca habría agarrado una guitarra. Aunque me encantaba estar en el campo con la camisa roja y de cuello negro de Misiones. No me arrepiento de esa decisión. Gracias a la música conozco todo el mundo”, enfatiza Leoni, que le agradece al futbol las amistades que le dejó, entre ellos Luis Menotti.
El hecho más histórico del futbol uruguayo que lo marcó de por vida fue el Maracanazo, del Mundial de Brasil de 1950.
“Fue una fiesta. Tenía ocho años. Esa fiebre me contagió del futbol”, adhiere.
