El experimento también busca demostrar que es casi imposible practicar el futbol en un estado etílico.
Una hora antes del partido, todos los participantes deben embriagarse para saltar a la cancha y participar en un duelo de futbol que al final termina con varias risas y caídas.
Es requisito básico que los protagonistas deben llevar al menos un gramo de alcohol por litro de sangre para ser parte del reto.
Incluso, cada vez que se consigue un gol unas personas que actúan como árbitros le hacen una prueba de alcoholemia al anotador y, si dan uno o menos el tanto no es válido y por tanto no cuenta en el marcador.
En las imágenes del video que comienza a viralizarse se puede observar cómo se mueven los jugadores a duras penas por el campo.
Además, les cuesta emitir remates y no tienen los suficientes reflejos para controlar balón.