Para lograr la clasificación, mexicanos y estadounidenses necesitan la victoria y combinarla con dos resultados: que Honduras (colista con 3 puntos) le gane de visita a Panamá (cuarta con 17) y que Costa Rica (quinta con 16) no venza como local a Canadá, líder con 25 y a un paso de asegurar su regreso a un Mundial tras 36 años de ausencia.
Sin sed de revancha
México recibirá a Estados Unidos con el antecedente de tres dolorosas derrotas sufridas en 2021: 3-2 en la final de la Liga de las Naciones, 1-0 en la final de la Copa Oro y 2-0 en la primera vuelta del octogonal.
El delantero Raúl Jiménez descartó que al interior del Tri haya cuentas por saldar por esas derrotas: “Eso pasó el año anterior, sabemos que no hicimos buenos partidos contra ellos, pero hoy nos mueve más el deseo de estar ya en Qatar 2022, que una revancha”.
“Nosotros alguna vez hemos tenido rachas de haberles ganado en varias ocasiones”, agregó el goleador del Wolverhampton inglés para la televisión mexicana.
La estadística de 15 partidos de eliminatoria mundialista de México como local ante Estados Unidos arroja un balance de 12 triunfos y tres empates con 41 goles a favor y 8 en contra.
Pero el dominio azteca comenzó a venir a menos cuando los partidos de eliminatoria dejaron de celebrarse a mediodía o por la tarde y cuando sus futbolistas que militan en Europa perdieron la costumbre de jugar en la altitud de la Ciudad de México (2.240 msnm) con el calor agobiante y los efectos de la contaminación.
En las dos últimos procesos clasificatorios, para Brasil 2014 y Rusia 2018, Estados Unidos se llevó dos empates del estadio Azteca: 0-0 en 2013 y 1-1 en 2017. En 2012, Estados Unidos le ganó a México 1-0 también en el ‘Coloso de Santa Ursula’ en un partido amistoso.
“Este es el tiempo para nosotros, para ganar en el Azteca, de visitante. Nuestro grupo tiene mucha confianza contra México“, advirtió Paul Arriola, extremo de Estados Unidos que juega para el FC Dallas y alguna vez lo hizo en el Tijuana mexicano.
Para este partido, Greg Berhalter no pudo contar con cinco hombres que han sido importantes en su proceso: el portero Matt Turner, los defensas Chris Richards y Sergiño Dest y los mediocampistas Weston McKennie y Brendan Aaronson.
El enemigo está en casa
México y Estados Unidos jugarán en el estadio Azteca, que habilitó 50.000 localidades de su aforo total 81.070.
El boletaje se agotó desde el lunes a pesar de los altos precios en que fueron vendidos: desde 1.100 pesos hasta 2.500 (de 54 a 124 dólares).
En simultáneo, en redes sociales surgió una convocatoria para provocar el grito homofóbico durante el partido como reclamo a la Federación Mexicana de Futbol (FMF) por los altos costos de los boletos y, sobre todo, por las medidas que se tomaron ante los hechos violentos del pasado 5 de marzo en el estadio La Corregidora, en Querétaro.
Como medida preventiva y ante el temor de sufrir una pérdida de puntos en la eliminatoria, la FMF puso en marcha un dispositivo de identificación previa de los asistentes al estadio para localizarlos en las tribunas si lanzan la expresión discriminatoria y expulsarlos de los estadios operados por el organismo durante cinco años.
Después de este partido, el octogonal tendrá sus últimas dos jornadas el domingo y el miércoles próximos, en las que México visitará a Honduras y cerrará como local ante El Salvador y Estados Unidos será anfitrión de Panamá y concluirá en casa de Costa Rica.