“Tú crees que basta con que hagas un par de buenos pases, eres demasiado fino para luchar por balones divididos. Te sientes tan bueno que crees que es suficiente dar el 50 por ciento”, le dijo Mourinho en el descanso de un partido que no identifica.
Özil le contestó con un grito -“¿qué demonios es lo que quieres?”- y luego se quejó en voz más baja con Segio Ramos de que Mourinho nunca estaba satisfecho.
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— Mesut Özil (@MesutOzil1088) March 2, 2017
“Quiero que juegues de la mejor manera posible, que vayas a los duelos por los balones divididos”, le gritó Mourinho.
Luego le dijo que si quería ver cómo eran sus luchas por los balones divididos y empezó a dar saltitos ridículos por el vestuario.
“Si tú tienes tantos cojones, juega tú, aquí tienes, póntela”, le gritó Özil y le tiró su camiseta a los pies.
Mourinho le respondió con una sonrisa irónica y se le acercó para preguntarle si había decidido rendirse.
“Ah, ¿ahora te rindes? ¿Qué quieres? ¿Una ducha con agua caliente, lavarte el pelo y estar solo? ¿O quieres mostrarle a sus compañeros, a los hinchas allá afuera y a mí de todo lo que eres capaz?”, dijo el entrenador.
En ese momento, Özil estuvo a punto de perder los papeles: “lo que quería era lanzarle las botas a la cabeza”.
“¿Sabes, Mesut? Llora, eres un bebé, ve a ducharte, no te necesitamos”, le dijo Mourinho de manera que todos le oyeran. Y Özil se fue a duchar sin mirar a nadie.
Después Özil sintió que había dejado en la estacada a sus compañeros y esa misma noche se disculpó con Sergio Ramos y después con los otros.
“Después entendí por qué Mourinho se había comportado así. En el fondo era fácil de entender, él quería que yo lo diera todo, que saliera de mi zona de comodidad, quería impulsarme de tal manera que mi evolución no parara nunca”, escribe Özil.
“En sentido estricto, Mourinho tenía razón. Cuando llegué a Madrid tendía a creer que bastaba con un poco de juego bonito y me daba muy pronto por satisfecho. El me quitó esa actitud y más tarde le di las gracias”, dice el jugador.