El técnico aeronaútico Erwin Tumiri y su compatriota boliviana, la azafata Ximena Suárez, sobrevivieron al accidente junto a otros cuatro pasajeros. El aparato se desplomó a tierra con 77 personas, entre estas el equipo de futbol del brasileño Chapecoense.
“Todo fue muy rápido, de un momento a otro vibró el avión, se apagaron las luces y se prendieron las de emergencia” , relató, y desmintió versiones periodísticas de que hubo pánico en la nave y que él tuvo tiempo para tomar recaudos para salvar su vida.
“Ni me puse en medio de maletas ni hubo gente gritando levantándose de sus sillas como dijeron por ahí”, señaló.
Fue la azafata que le alertó que “algo está pasando”, relató, y “luego se apagó toda la luz y en cuestión de minutos comenzó a vibrar (el avión) y pasó directamente el impacto. Sentí como una hojalata doblándose, sentí el golpe y ya desperté boca abajo en una pendiente”, de donde fue rescatado por brigadistas colombianos.
Mientras, el gobierno boliviano encontró indicios de irregularidades en el funcionamiento y operaciones del avión Lamia, según el ministro de Obras Públicas y Servicios, Milton Claros. Como primera medida destituyó a altos funcionarios aeronaúticos y abrió querella contra la técnico que dió luz verde al vuelo.
Una de las principales hipótesis que se maneja es que el avión se precipitó a tierra porque se quedó sin combustible a poco de llegar al aeropuerto de Rionegro, que sirve a Medellín.
A UNA SEMANA DE LA TRAGEDIA. La desgarradora narración del accidente de avión de Chapecoense de Erwin Tumiri: https://t.co/5EFfBt6bBA pic.twitter.com/E5OPRZdJxf
— Invictos (@InvictosSomos) December 5, 2016
Lamia dijo en Bolivia que la nave, un BA-146 modelo RJ85, debió haberse reabastecido de combustible en el poblado boliviano de Cobija, en el extremo norte del país, para continuar su ruta hacia Colombia.