Horas antes, siete altos cargos de la FIFA, incluido el vicepresidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), José Maria Marin, fueron detenidos en Suiza a petición de las autoridades estadounidenses como sospechosos de haber aceptado sobornos de varios millones de dólares desde los años noventa.
“Creo que toda investigación sobre este asunto es muy importante, permitirá una mayor profesionalización del fútbol. No veo cómo esto puede perjudicar al fútbol brasileño. Creo que sólo beneficiará a Brasil“, afirmó Rousseff.
El operativo, que ha supuesto un auténtico terremoto en la FIFA y el fútbol mundial, sacude también a Brasil a menos de un año de que celebrara su Mundial.
La organización del campeonato, bajo la dirección de Marin, llevó a las calles a millones de brasileños, que criticaban las millonarias inversiones en la construcción de estadios, mientras el país lidiaba con precarios servicios sociales.
Sobre una eventual investigación en Brasil de la trama denunciada en Estados Unidos, Rousseff señaló que “el problema central es que la ley de Brasil no tiene el poder para hacer la misma investigación que hacemos en el área pública que en el área privada.”
“Desconozco la base jurídica que motivó a la fiscalía de Estados Unidos a hacer las detenciones“, señaló la mandataria.
La justicia estadounidense anunció, sin mayores detalles, que investigaría el proceso de elección de Brasil como sede del Mundial de 2014, destacaron medios de prensa en Brasil.
Desde Rio de Janeiro, el ministro de Deportes dijo que “no hay ninguna evidencia en relación a nuestro evento de Copa del Mundo.”
“Estamos súper tranquilos“, aseguró el ministro George Hilton.