Pero esta vez, la FIFA está viviendo una de sus crisis más graves. Por un lado, las detenciones de los responsables de la instancia en la madrugada de este miércoles en sus hoteles de cinco estrellas en Zúrich, como parte de un procedimiento contra la corrupción iniciada por la justicia estadounidense.
Por otro, un procedimiento de la fiscalía suiza contra X por sospechas de blanqueo de dinero y gestión desleal por la atribución de las Copas del Mundo de 2018 (Rusia) y 2022 (Catar), con incautación de documentos en la sede de la FIFA.
Pero Blatter, que lleva 40 años dentro de la FIFA, presidente desde 1998, sigue siendo candidato a su sucesión y la elección, el viernes, no se ha puesto en duda.
“El presidente Blatter está afectado, es el jefe de la FIFA, ¿pero cómo pueden decir que debe retirarse? si las 209 federaciones lo eligen el viernes, él estará otro cuatro años más”, insistió Walter de Gregorio, director de comunicación de la FIFA.
¿Blatter promete limpieza?
Durante la última elección presidencial en 2011, la FIFA ya vivió momentos calientes. Mohamed Bin Hammam, el entonces presidente de la Confederación Asiática, retiró su candidatura antes de ser inhabilitado de por vida debido a la compra de votos para su campaña.
Único candidato, Blatter, sin embargo pidió que hubiera votación y consiguió 186 de un total de 203 votos emitidos (209 votantes). Con 75 años, prometió hacer reformas en el que supuestamente sería su último mandato.
Esta vez, debería ir más lejos. Una posible línea de actuación fue desvelada por De Gregorio. La FIFA promovió algunas de las acciones en curso. La instancia presentó una denuncia el pasado 18 de noviembre ante el ministerio público suizo debido a sospechas sobre transferencias internacionales que tenían como punto de contacto Suiza, en el contexto de la adjudicación de las Copas del Mundo de 2018 y 2022.
“La FIFA inició este procedimiento el 18 de noviembre de 2014, la FIFA dio la bienvenida a este proceso y cooperó, y como dijo la justicia, la FIFA es la víctima”, detalló De Gregorio.
“El presidente Blatter y la FIFA pueden hacer limpieza hasta un punto, después necesitamos la ayuda de la justicia”, concluyó De Gregorio. Este argumento es el que podría usar Blatter en su discurso de apertura del Congreso (jueves) y en las votaciones (viernes).
¿Puede ganar Ali?
El único adversario que sigue en la pelea contra Blatter es el príncipe jordano Ali, uno de sus vicepresidentes. El jordano de 39 años se encaminaba hacia una derrota más que probable, pero se podría aprovechar de estos últimos eventos, puesto que toda su campaña se basó en restaurar la integridad de la FIFA.
Ali cuenta con el apoyo de dos leyendas del fútbol, el argentino Diego Maradona y sobre todo el del francés Michel Platini, presidente de la UEFA, ambos totalmente anti-Blatter.
En un vídeo electoral, Ali denunció el desorden actual de la FIFA, entre los intereses personales, las decisiones unilaterales sobre el juego, liderazgos controvertidos, la desaparición de la ética y la salida de los patrocinadores.
Sin embargo, el electorado de la FIFA es mayoritariamente conservador, y en esta época de caos, como ya ocurrió en 2002 y en 2011, podrían volver a votar a Blatter. Como por ejemplo, la Confederación Africana de Futbol (CAF), que este miércoles reiteró su apoyo a Blatter. La CAF es la federación con más votos, 54, por delante de los 53 que tiene la UEFA.
El príncipe Ali tiene pocas horas para convencer que él es el verdadero cambio, como dijo el martes delante de la Concacaf (Confederación de America del Norte, Central y Caribe), la federación más golpeada por las detenciones de esta mañana.
El príncipe jordano afirmó que la detención de siete dirigentes del organismo, a petición de las autoridades estadounidenses, sospechosos de corrupción, representan un día triste para el futbol.
“No podemos continuar con la crisis de la FIFA, una crisis que ha estado mucho tiempo presente y no solo por los relevantes eventos de hoy”, declaró en un comunicado el príncipe jordano.
“La FIFA necesita un liderazgo que gobierne, guíe y proteja nuestras asociaciones nacionales”, prosiguió. “Un liderazgo que acepte la responsabilidad por sus acciones y no culpe a otros”.
“Un liderazgo que restaure la confianza de los cientos de millones de aficionados al futbol de todo el mundo”, concluyó el príncipe de 39 años.