Raúl González Blanco, de 38 años, que jugó en el Real Madrid desde 1994 hasta el 2010, llegó al fútbol estadounidense después de pasar antes por un conjunto alemán y otro catarí, y será aquí donde, de momento, se quedará.
En la rueda de prensa tras el partido, Raúl no quiso adelantar a qué se dedicará a partir de ahora. “Ya habrá tiempo para hablar de esto”, afirmó, y anticipó que posiblemente el próximo mes podría dar a conocer cuál será su futuro.
Será “una nueva vida, un nuevo proyecto”, un “nuevo camino”, pero sin dar detalles.
Hoy, dijo, era una noche “para celebraciones”, para expresar su felicidad y también su orgullo por despedirse así, y la satisfacción por el apoyo que ha venido recibiendo desde que se sumó al Cosmos, el año pasado.
“Me siento muy feliz pero también un poco triste”, dijo el futbolista al describir los sentimientos encontrados por despedirse después de alzar la copa del campeonato de la NASL.
Raúl, que ha jugado en estadios de todo el mundo, ante decenas de miles de espectadores en las gradas, dijo que el encuentro de hoy, con unos 10.000 aficionados, sigue siendo fútbol, la “pasión” que viene disfrutando toda su vida.
Sus inicios
“Yo empecé a jugar en un campo de arena”, afirmó. “Me siento como un niño de barrio, jugando en la calle, en césped, en arena. Para mí el fútbol es igual, ya sea jugar en (césped) artificial (como hoy), con gente o sin gente”, insistió.
Raúl, que se despidió como jugador profesional con el número 7 a la espalda, resaltó que en Estados Unidos está aumentando la afición al fútbol, “cada vez hay mejores jugadores y cada vez hay más aficionados que van a estadio”.
“En Estados Unidos cada vez hay muchos más niños que están jugando” al fútbol, insistió, aunque también dijo que es necesario trabajar con ellos para fomentar más el deporte.
Junto con Raúl se despidió hoy también como jugador profesional el hispanobrasileño Marcos Senna, quien también hizo declaraciones a los periodistas, no sin antes irrumpir en la sala de prensa cuando estaba hablando Raúl y echarle en cara, en broma, que estaba hablando “demasiado”.
Senna se sentó en un escalón del podio, a la espera de que terminara Raúl, pero éste le pidió que le acompañara y, el uno al lado del otro, se despidieron de los periodistas como futbolistas profesionales.
“Para mí ha sido un placer y un orgullo terminar mi carrera con Marcos Senna”, afirmó Raúl al lado de su, hasta hoy, compañero del Cosmos.