La situación provocó un ritmo lento, solo roto por las proyecciones ofensivas de los laterales blancos y los balones largos del anfitrión. Estos propiciaban carreras cuerpo a cuerpo entre los atacantes y los zagueros que siempre caían del lado de los segundos.
Algunas las ganó Vallejo durante el tiempo que estuvo en el campo, menos de quince minutos. Una lesión muscular le obligó a dejar su sitio a Nacho. Fue lo único noticiable a lo largo del tramo inicial.
Los visitantes, cortocircuitados, exhibían calidad individual sin fluidez colectiva ante un contrario que les dejaba hacer. Buenos controles, interesantes conducciones, pases en largo al pie… detalles de los que justifican el precio de una entrada pero sin peligro ni efectividad.
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— Romy ✌?⚽️ (@MissxRomy) 18 de enero de 2018
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De hecho la ocasión más clara no llegó por mérito suyo sino por demérito del Leganés. Un fallo de Rubén Pérez al borde del área, algo poco habitual en el centrocampista andaluz, dejó a Kovacic solo ante el portero. El croata, que solo necesitaba temple para definir, tiró fuera. Desde ahí al descanso la defensa únicamente tuvo que hacer esfuerzo extra para sacar bajo palos un disparo de Carvajal tras jugada ensayada.
Dadas las circunstancias los seguidores volvieron del intermedio con la esperanza de ver algo mejor. Pero se encontraron con lo mismo en la reanudación. Unos aguardaban su oportunidad dando por bueno no encajar mientras los otros no sabían de qué manera solucionar el entuerto.
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Y como el Real Madrid no terminaba de reaccionar, sucedió que acabaron animándose los locales. El primer aviso lo dio Naranjo con un centro que tocó Casilla y nadie llegó a rematar. Sin embargo más cerca del gol estuvieron después cuando Llorente rozó una falta lateral y solo el larguero impidió que introdujera el esférico en su propia portería.
Para cicatrizar la herida y poner algo de luz acudió Zidane al banquillo en busca de dos recursos de lujo, Modric e Isco. Cambió también caras Garitano, otorgándole protagonismo a Brasanac y Amrabat. El marroquí, todo ímpetu y potencia, inquietó desde su irrupción sirviendo un centro medido al segundo palo que Beauvue enganchó de volea. Casilla evitó el tanto con una gran parada.
También estuvo acertado Nereo Champagne aguantando el tipo en el uno contra uno frente a Lucas. Todo apuntaba a que esa sería la única vez que los blanquiazules verían languidecer su sueño de llevar la eliminatoria viva a la vuelta. Pero el destino les guardaba un cruel desenlace.
Cuando el enfrentamiento agonizaba y el Real Madrid ya se preparaba para seguir cargando con las críticas, resolvió la ecuación. Una apertura a banda izquierda la recibió Theo y su centro lo culminó en el primer palo Asensio. Sin arabescos y sin brillantez pero con la eliminatoria de cara, los blancos ganan tiempo deseando que los nubarrones se vayan y vuelva el brillo.