El destino le tenía preparada una cereza. Le tocó ponerse los guantes en uno de los partidos más difíciles que han tenido los rojos en los últimos clásicos, luego de la expulsión Nicholas Hagen al minuto 63.
Alessandro fue el portero menos vencido por dos años consecutivos en Cuilapa, Santa Rosa, defendiendo la portería del equipo Sporting, compartiendo en el terreno de juego con su padre Gustavo Navarro, mientras se entrenaba en las fuerzas básicas de los rojos.
En el clásico 310 de este 22 de diciembre, el oriundo de Cuilapa se quedó parado, incrédulo, de ver lo que sucedía en el terreno de juego y reaccionó cuando los entrenadores le dijeron que se alistara a ocupar el puesto que dejaba Hagen.
“Me quedé parado, no sabía qué hacer, los entrenadores me dijeron ponete los guantes que vas a entrar. Entré un poco nervioso, pero a la vez feliz de poder debutar y de hacer lo que siempre había soñado”, explicó emocionado Alessandron.
Su estreno fue el tiro libre, que se estiró cual largo es para detener el remate de Agustín Herrera. Unos minutos después otra atajada evitó que la pelota se fuera al tiro de esquina en un tiro del Checa Hernández.
Diez minutos después de la expulsión tuvo el único error de su debut, soltó la pelota en un cabezazo de Rafa Morales, dejándosela servida al costarricense Michael Umaña para que los albos igualaran la serie.
Después de ese infortunio, la confianza que le expresaron sus compañeros fue tomada por el guardameta que el próximo 25 de febrero cumplirá la mayoría de edad, y salió con autoridad por los aires a cortar los centros que levantaron los jugadores cremas.
En una jugada controversial, con la rodilla se pasó llevando al Tin Herrera, que tuvo que ser atendido por los servicios médicos de Comunicaciones, pero evitó que el rival hiciera daño y contribuyó para que su equipo dispute la final contra Antigua GFC.
Al escuchar el silbatazo final la emoción embargó al canterano del mimado de la afición, lo primero que hizo fue doblar sus rodillas, le dio gracias al Creador por su debut y por el boleto a la final, después festejó con sus compañeros antes de enfilarse al camerino.
Cuando llegó a su espacio lo primero que hizo fue atender la llamada de su celular. Era su padre que, llorando emocionado, lo felicitaba por su debut y por el pase a la final. También le recordaba lo orgulloso que estaba él y toda su familia por este momento tan especial. La emoción y el manojo de emociones inundaron al joven jugador al escuchar la voz quebrada de su papa y las lágrimas también rodaron en sus mejillas.
En su mente recorrían las imágenes recordando los instantes que desde pequeño siempre tuvo, el defender los colores de un equipo grande y ser parte de la clasificación a una final.
Toda pinta que Navarro seguirá siendo el guardián de la portería escarlata en el partido de ida de la final en el estadio Pensativo, que se disputará el próximo jueves 26 de este mes a las 15 hrs.
