La costarricense ha comenzado una nueva etapa con las selecciones femeninas de Guatemala y está cargada de ilusión por marcar un antes y un después.
¿Cómo se ha sentido en Guatemala al comenzar esta etapa?
Yo tengo toda la convicción de que Guatemala tiene mucho potencial para el futbol femenino y que la Federación está apostando a un proyecto serio de inversión, de recursos, de tiempo y de una palabra que muchas veces la usamos con mucha frecuencia, pero no estamos dispuestos a pagar el precio: procesos. Los procesos tienen un momento de iniciación, un momento de consolidación y después usted podrá empezará a generar.
Los sueños se hacen realidad y este es uno para mí, estar aquí, dirigir a una selección y un proceso de selección. Guatemala, con más de 17 millones de habitantes, creo que es un gran desafío y por eso, estoy más que agradecida de todas estas oportunidades que nos dan a las mujeres.
Ya ha comenzado a trabajar en Guatemala. ¿Cuáles han sido esos primeros pasos?
Hemos hecho visorías con un compañero que trabaja en eso aquí en la Federación; esta semana que viene vamos a Izabal.
¿Cuáles son los retos como entrenadora de la Bicolor y como coordinadora de selecciones femeninas?
Hay una propuesta de lineamientos generales. Es verdad que eso requiere una aprobación y un presupuesto. Estamos con muy poco tiempo de haber comenzado…
El objetivo con la selección mayor es clasificar a la Copa Oro que es en junio del otro año. Las demás selecciones tienen como objetivo mejorar lo hecho en el ciclo pasado, que es parte del plan estratégico de la Fedefutbol.
¿Considera que hay alguna diferencia significativa en que sea una entrenadora la que dirija a una selección femenina en lugar de un entrenador?
La diferencia está en que lo vivimos y lo sentimos diferente. Y de alguna manera, la solidaridad de lo que se siente al estar ahí; entender el compromiso y la aspiración.
