“Sus recuerdos los mantengo vivos. El 2 de diciembre cumplió 20 años de fallecido. Mis triunfos van dedicados también para él”, expresa Jairo desde la comodidad de su casa, junto a su hija Daphne Michelle, de 16 años, y Ángel David, de 6; los motores que mueven su vida.
El exdefensor, quien estuvo en dos Copa Oro con la Azul y Blanco, ha empezado a escribir su propia historia como técnico de Escuintla-Heredia —club formado hace seis meses—, al que llegó como subentrenador.
“El técnico Edwin Farfán inició el proyecto. Él fue quien me trajo como subentrenador. Habíamos trabajado juntos en La Gomera. Después que se da su salida, en la fecha siete, la directiva decide confiarme el equipo, y gracias a Dios pudimos obtener el campeonato”, relata satisfecho Pérez, quien confiesa que en los partidos de la final contra Nueva Concepción la ansiedad apareció en su metabolismo.
“Pude dormir tranquilo antes de los juegos, pero en las propias finales la ansiedad me invadió. Me sentí muy extraño”, reconoce el exfutbolista retirado en diciembre de 2013 —La Gomera, Primera División—.
Pérez, quien solo había dirigido en la Segunda División, se siente complacido por su gran hazaña y por ser la cabeza de un “estupendo grupo de jugadores”.
“Tengo la suerte de entrenar a un estupendo grupo de jugadores. No he tenido ningún problema. Se han sabido aplicar dentro y fuera de la cancha. Esperamos seguir en la misma vía para la siguiente campaña”, indica.
El hermano del también exfutbolista Uwaldo Pérez señala que el apoyo de la afición fue otro de los factores claves que lo llevaron al titulo y a cumplir uno de los pasos fundamentales para obtener su ascenso a la Liga de los Consagrados.
“La gente siempre estuvo enganchada con el equipo. Cuando jugábamos en casa —estadio Armando Barillas—, no menos de dos mil aficionados nos apoyaban”, puntualiza el técnico de 39 años.
Jairo Miguel Pérez vistió en la Liga Nacional de futbol las camisolas de Municipal, Comunicaciones, Petapa y Marquense.