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Hernán Perla, un niño que sueña con ser futbolista profesional

José Manuel Contreras ha cambiado vidas regalando zapatos a través de la Fundación Rojos del 74. Hernán Perla, David Ezequiel, y Yinyir Lutmila son pequeños que pueden dar fe de ello.

Hernán Mateo, de siete años, (izquierda) entrena en la colonia Sakerty de la zona 7, con la Fundación Rojos del 74. José Manuel Contreras le regaló zapatos de futbol. (Foto Prensa Libre: Norvin Mendoza)

Hernán Mateo, de siete años, (izquierda) entrena en la colonia Sakerty de la zona 7, con la Fundación Rojos del 74. José Manuel Contreras le regaló zapatos de futbol. (Foto Prensa Libre: Norvin Mendoza)

Hace más de un mes que Hernán Abraham Perla Mateo, de 7 años, no para de sonreír  en los entrenamientos que realiza en los lodosos campos de futbol de la colonia Sakerty,  zona 7 capitalina, bajo la supervisión de la Fundación Rojos del 74.

Los niños que entrenan en la colonia Sakerty de la zona 7 sueñan con convertirse en futbolistas profesionales. (Foto Prensa Libre: Norvin Mendoza)

El jueves 18 de mayo, José Manuel el Moyo Contreras, indiscutible figura con Comunicaciones en la obtención de su preciado hexacampeonato —ahora está en Antigua GFC—, decidió llenar de alegría el corazón del pequeño Hernán al obsequiarle un par de zapatos de futbol.

“Son muy bonitos”, señala el pequeño al momento que vuelve a contemplar sus botines naranja, los que a veces también usa para ir a la escuela.

Los tarugos de sus zapatos le ayudan a   avanzar  cuando sale de su  casa, ubicada en el asentamiento Brisas del Campo, zona 7, debido a lo estrecho y complicado del trayecto.

“No me  quito los zapatos. Mi mamá me regaña porque no los dejo de usar. Me gustan mucho”, añade Hernán, quien con 4 años fue  uno de los primeros niños —ahora tienen más de 250 alumnos— que empezó a ejercitarse con los históricos jugadores de Municipal que levantaron el cetro de la Concacaf en 1974.

“No quiero que se gasten”, comenta minutos antes de que su técnico Llijón León de León lo llame para que se active en la práctica vespertina.

Corazón bondadoso

El loable gesto de Contreras no solo fue para un soñador. El Moyo también colmó de felicidad el corazón de David Ezequiel, de 3 años, y de Yinyir Lutmila, de 9,  hermanos de Hernán, quienes igualmente comparten la pasión por el futbol, que con el transcurrir del tiempo se ha convertido en un auténtico acicate para los tres pequeños, que desde hace siete años fueron abandonados por su padre.

Hernán Mateo conversó con Tododeportes en la cancha donde entrena. (Foto Prensa Libre: Norvin Mendoza)

Subsisten por los ingresos que obtiene su madre, Iris Carolina, de una venta de ropa  usada que tiene en el mercado del sector.

“Me siento feliz porque mis hijos están aprendiendo muchas cosas con personas honestas y de mucho respeto. Cada vez que puedo llego al campo para observar cómo disfrutan jugando futbol”, comentó la progenitora.

“A su padre le gustaba tomar mucho alcohol y nunca me apoyó. No me quedó de otra que asumir el control de mi hogar. Ha sido una vida difícil”, agregó.

La mayoría de niños que son beneficiados por la Fundación Rojos del 74 son de  escasos recursos, provenientes de varias de las colonias de la zona 7 capitalina, golpeadas por la violencia.

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