Hagen ha demostrado tener la habilidad de achicar y siempre está en el lugar adecuado para complicar a los delanteros rivales y hacerles más difícil su tarea.
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Su 1.87 metros de estatura lo hacen efectivo en el juego aéreo, y es difícil que un rival le gane algún balón aéreo.
Jorge Gramajo, preparador de porteros de Municipal, asegura que la sobriedad de Hagen le permite no perder el control, aún cuando ha encajado alguna anotación. Su fuerza mental lo lleva a superar de manera inmediata las anotaciones y lo refleja manteniendo la seguridad en las próximas jugadas. No titubea.
Estas características reflejan la efectividad del jugador carmesí, que tiene un promedio de 0.43 goles por partido y está por encima del uruguayo de Comunicaciones, Javier Irazún —0.56— de 30 años.
Este torneo disputó 18.77 partidos, de 22, y solo recibió ocho anotaciones. Municipal fue el equipo que menos goles recibió esta campaña con 10.
Hagen ha logrado tener una buena conexión con sus defensas, así lo asegura el central Dennis López con quien mantiene una relación especial.
Su cábala es tocar los tres palos cada vez que va a comenzar un tiempo. De momento, pareciera que le funciona de maravilla.
Una cura perfecta
Que el futbol sea tu psicólogo es un indicio de que tu vida está repleta de pasión; que tu lugar de consulta es el terreno de juego y que has aprendido a manejar la tristeza extrema y la alegría desmesurada.
“El futbol es mi psicólogo. Cuando estoy jugando me olvido de todo”, asegura el portero, quien vive con esa filosofía.
Hagen pasó de jugar en las canchas de Futeca —futbol cinco— cuando tenía 6 años, a ser el guardameta titular de Municipal, por encima del experimentado Paulo César Motta.
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Una pasión de niño
Nicholas es el menor de cuatro hermanos. Desde pequeño asistía al estadio a ver jugar a Municipal y creció admirando a los exdelanteros rojos Juan Carlos Plata y a Carlos Ruiz.
Recuerda que uno de los momentos de más euforia como aficionado fue cuando estuvo en el estadio Mateo Flores —ahora Doroteo Guamuch Flores—, cuando Guatemala derrotó 3-1 a Costa Rica en la eliminatoria para el Mundial de Alemania 2006.
“Grité el gol del Fish con todas mis fuerzas. Estaba en el estadio con toda mi familia”, revela Nicholas.
Así el sentimiento por el balompié fue creciendo en él y aunque en su niñez lo veía como una distracción, poco a poco lo fue tomando como algo serio.
Después de su paso por Futeca Camp Elite, dio el salto a la especial de Antigua GFC. “Yo tenía 14 años y jugaba con chavos de 18 y 20. Me sentía un poquito shute”, recuerda entre sonrisas.
Las aptitudes de Hagen en la portería ya eran más que obvias para ese entonces, como explicó Plachot, y después de dos años de defender esa camiseta, dio el paso que cambió su vida, al ser parte del proceso de la Selección Nacional Sub 17, con Óscar el Conejo Sánchez.
Un sentimiento único
“El sentimiento de la Selección es algo indescriptible… Que todos te estén viendo y que tú hagas lo que te gusta. El poder demostrarle al mundo lo que puedes hacer. Sueño con algún día jugar en la Selección mayor”, afirma con total seguridad.
En ese momento, Nicholas decide que se quiere dedicar de manera profesional al futbol. “Mis papás, como todos, querían que estudiara en la Universidad, pero me apoyaron”. Entonces llega la oportunidad de viajar a Dallas, Texas, en donde asegura que adquirió la preparación necesaria para subir su nivel.
“No podía jugar el primer año por las reglas de la Fifa. Todavía no tenía 18 años. Mi objetivo era ir a aprender y me dediqué a eso. Me recibieron muy bien y me sentí parte dé”, cuenta.
El guardameta nacional estuvo un año con la Sub 17 del FC Dallas, aunque se entrenaba con el equipo mayor de dos a tres veces a la semana.
El entrenador colombiano Óscar Pareja trabajó especialmente con él. Hagen recuerda que le dijo que renacería como futbolista y considera que así fue.
Nicholas cuenta que las instalaciones son impecables y que eso es lo que realmente marca la diferencia a la preparación que se tiene en Estados Unidos a la de Guatemala.
“Las canchas están impecables; la pelota no te rebota. Además, hay muchas personas que cuidan de uno. Te dan los tres tiempos de comida y velan porque estés bien”, afirma.
Paciencia
Después de cumplir un año en suelo estadounidense, Hagen regresó a Guatemala directo a Municipal gracias a su relación con Martín Plachot, con quien trabajó en Futeca.
El guardameta llegó a un equipo de Municipal como cuarto guardameta, que tenía en su portería a Paulo César Motta y al uruguayo Santiago Morandi; ambos, dignos de ser titulares.
Estaba consciente que tenía que quemar etapas y esperar paciente la oportunidad de jugar Llegó entonces el técnico argentino Enzo Trossero y Motta se convirtió en el arquero titular, pero Hagen se sentía cada vez más cerca del sueño, aunque pasó todo el campeonato en la banca.
Y cuando el juvenil analizaba el aceptar una beca para estudiar Administración Deportiva en Estados Unidos, nombraron al uruguayo Gustavo Machaín, quien ya había sustituido a Trossero en el banquillo, y le pidió que se quedara, porque Motta estaría viajando con la Bicolor y necesitaban de él.
El chico de 1.87 metros de estatura, debutó contra Cobán Imperial en la fecha 6 del Clausura 2016; sin embargo, recuerda que el primer gol se lo marcó Malacateco.
Desde ese entonces, el joven admirador del español Iker Casillas, no ha dejado de sorprender a los guatemaltecos, pero la prueba más complicada comenzará esta semana cuando arranque la fase final del torneo pues será en ella cuando sabremos si esa seguridad, juego aéreo y sobriedad le alcanzará para ser campeón.