A pesar de esa barrera, Hagen asegura que fue bien recibido por sus compañeros de equipo, cuerpo técnico y por la gente en general: “Te tratan como uno más. Las personas son super abiertas y amigables. Es otra cultura y todos tienen sus modos, pero tienen educación y respeto”.
El portero de 24 años está disfrutando esta etapa por lo que puede aprender en la cancha pero también fuera de ella. Resalta que fue un paso importante ir a competir a una liga fuera del país, que lo puede llenar de muchas experiencias.
“Con la comida no hay mucha diferencia, tengo que seguir mi dieta… Aquí se come bastante carne de cordero, en Guatemala no mucho. Y la forma como se preparan los platillos también es distinta”, señala.
Las horas libres, lejos de la cancha, Nicholas Hagen las pasa trabajando rutinas personales para mantener y mejorar su condición física; además, está en trámites de papelería para poder abrir cuentas bancarias, alquilar un lugar en donde vivir y conseguir un medio de transporte.
“Me siento contento. Es una ventura que tomo con responsabilidad y lo voy a disfrutar. Me va a hacer crecer como persona y jugador. Me va a dar una idea de lo que se necesita para seguir adelante y dar un paso más. El equipo es sumamente bueno. Es un lugar donde todos quieren crearse un nombre, quieren subir las expectativas de los demás hacia ello”, explica el legionario.
¿Cuáles son las diferencias entre el futbol de Guatemala y de Azerbaiyán?
Sobre el estilo de juego, Hagen asegura que “es un futbol de atrevimiento. Salir jugando es prioridad. Se juega mucho por bajo, rápido, a uno o dos toques. Tiene bases, lo que es importante. Es una mentalidad de crear espacios y oportunidades de gol y no tener miedo. Y por supuesto, no hay mucho pelotazo, hay muchos cambios de juego orientados”.