Brasil pretende saldar la humillante deuda del Mundial-2014 con la obtención del único título que le falta en su rico palmarés, una especie de bálsamo para aliviar la herida que le dejó el 7-1 ante la 'Mannschaft' y ha sido el causante de sus recientes fracasos.
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— CBF Futebol (@CBF_Futebol) August 17, 2016
La verdeamarela luchará el sábado en el mismo escenario por la medalla de oro contra el vencedor del duelo Nigeria-Alemania, previsto este miércoles a las 13 horas.
Brasil quedó a 90 minutos de su primer oro olímpico, ovacionado en el Maracaná después de su decepcionante arranque en los Juegos y convencido de que el 'jogo bonito' es el camino de regreso al éxito internacional.
Vendaval de goles
El 1-0 destrozó los planes del combinado catracho, que se vio obligado a adelantar sus líneas en procura del empate, pero se encontró a un Brasil iluminado, guiado con el talento de su astro y a Gabriel Jesús renovando su idilio con el gol.
La nueva joya del City de Guardiola perforó la red bicolor a los 26 y 35 minutos, habilitaciones perfectas de Luan y Neymar, aprovechando su velocidad y la débil marca de Marcelo Pereira para ganarle los duelos y batir a López con remates abajo en diagonal.
Con el partido en el bolsillo, el desarrollo de la segunda mitad fue una fiel copia de la inicial, con Brasil dueño absoluto de la pelota y las situaciones de gol, mientras que Honduras sufría en defensa y no encontraba cómo superar el mal momento.
Pero Brasil quería más y lo castigó a los 51 con un tanto de Marquinhos, que recibió libre de marca en el área pequeña a la salida de un tiro de esquina para apenas empujarla.
Si el partido ya estaba liquidado para la 'H' con su pésimo primer tiempo, el 4-0 terminó de enterrarla y desató el ensordecedor grito de la torcida “¡campeão… campeão… campeão!”.
El Maracaná era un carnaval y quería más. Luan lo complació a los 79 culminando una linda maniobra colectiva y luego Neymar con una penal sobre Luan a los 90.
Brasil quedó a 90 minutos de su primer oro olímpico, ovacionado en el Maracaná después de su decepcionante arranque en los Juegos y convencido de que el 'jogo bonito' es el camino de regreso al éxito internacional.