No muy lejos del paseo del puerto de Doha, el aroma de las maderas de incienso fino impregna las sinuosas callejuelas. El laberinto de tiendas atrae a turistas y lugareños por igual.
Al borde del zoco se encuentra el bazar de los halcones. En salas con aire acondicionado, los vendedores esperan con sus aves de rapiña a los posibles compradores. A menudo pagan tanto por los halcones como por un auto nuevo de alta gama.
“Nuestros abuelos los necesitaban para sobrevivir”, dice Tamim Al Kaabi en un caluroso día. Mientras que antes las aves de presa se utilizaban para la caza, la cetrería es hoy una afición que a menudo está al servicio del prestigio.
“Los programas de televisión con halcones son especialmente populares entre los jóvenes”, asegura el joven de 26 años.
En la temporada de halcones, entre otoño e invierno, cuando el clima es más templado en el Golfo, los cataríes se miden en competencias. Por ejemplo, quién tiene el ave de rapiña más bella o más rápida. El halcón de Al Kaabi ya ha ganado un premio.
La cetrería es una cuestión de familia para el joven empleado bancario. “Mi tío me enseñó a convivir con los halcones y cómo tratarlos”, explica. En verano, estas aves reposan en espacios climatizados. “Es que afuera hace demasiado calor para ellos”, señala.
El calor y las altas temperaturas de más de 40 grados son cosas de todos los días para los habitantes de Qatar. Por ello, a muchos locales les gusta pasar los insoportables meses de verano en el extranjero, en zonas más frías.
El hecho de que un centroeuropeo haya llegado al Estado desértico en pleno verano siempre hace que la gente sacuda la cabeza. No en vano, la Copa del Mundo se trasladó a los meses de invierno. El balón empezará a rodar el 20 de noviembre.
Al igual que en muchos países del mundo árabe, en Qatar están muy extendidos los aires acondicionados móviles que se colocan junto a las mesas de los restaurantes y cafés y proporcionan aire fresco, la contrapartida, por así decirlo, de los calefactores de exterior que se usan en países de regiones frías.
En Katara, un barrio cultural en la costa en el norte de Doha, se han colocado aires acondicionados incluso en la calle a lo largo del paseo marítimo, para refrescar el complejo de estilo neoclásico al aire libre. Aquí nadie se preocupa por desperdiciar energía.
Algo más respetuosos con el medio ambiente pueden ser los paseos con los antiguos barcos de madera de los buscadores de perlas, llamados dhows, en la bahía, en esta zona hay brisas refrescantes incluso en verano.
Sin embargo, durante el verano, en Doha la gente en general solo sale al exterior cuando refresca por la noche.