La imagen muestra al astro guiñando un ojo en un gesto característico y parece tomada de una foto de un entrenamiento con el Real Madrid, lo que explica que el retrato lo muestre con una camiseta de la marca deportiva del club español y no con la que viste la selección lusa.
El éxito del mural fue tal que los responsables del edificio optaron por impedir a los curiosos el acceso a la zona del grafiti, entre las protestas de periodistas que esperaban en la calle para llegar a fotografiar la obra.
El grafiti gigante ofreció así una suerte de inesperada revancha artística a Cristiano Ronaldo: en marzo, la presentación de un busto con su cara en el aeropuerto portugués de Madeira generó burlas y montajes en las redes sociales por su escaso parecido con el jugador.