La fe y la religión son dos temas que van muy de la mano en el ámbito futbolístico y dentro de las canchas es muy común ver a jugadores que luego de anotar un gol se arrodillan, ven al cielo y levantan las manos en señal de dedicación y gratitud a un ser supremo.
Al ingresar a la cancha muchos jugadores optan por persignarse, cerrar los ojos, susurrar oraciones, encomendarse en su fe y demostrar su espiritualidad para tener una buena actuación, ayudar a su equipo y que se libren de alguna lesión.
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En el caso particular de algunos jugadores y cuerpo técnico de Xelajú han adoptado la devoción al Divino Niño, patrono del equipo, que comenzó en 2007 con la llegada del técnico Carlos Daniel Jurado, quien fue el que llevó la tradicional muestra de fe.
William Oroxóm, utilero de Xelajú y devoto del Divino Niño Jesús, contó que ese año fue especial para la institución porque salieron campeones y alcanzaron la cuarta luna al vencer a Deportivo Marquense, y desde ese torneo la imagen ha estado siempre en el camerino de los chivos.
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“Esto se hace como muestra de fe, todos creemos en algo o alguien, acá han pasado muchos jugadores que han sido devotos y otros que no comparten, pero lo más importante es que siempre se respeta la creencia de cada uno”, explicó Oroxóm.
“En cada viaje se prepara la indumentaria, los zapatos, la hidratación, pero también tenemos listos el cuadro del Divino Niño que es portado por el capitán del equipo, Julio Estacuy”, indicó Oroxóm.
La imagen religiosa con la que se comenzó la devoción no es la misma a la actual debido a un altercado que se suscitó en uno de los estadios de Guatemala. Oroxóm contó la anécdota que en esa ocasión un directivo del equipo rival, de quien no dio detalló el nombre, ingresó al camerino de los chivos molesto e insultando a jugadores porque Xela había empatado y al ver la imagen le dio una patada.
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“El señor ingresó molesto, nos dijo que estábamos haciendo brujería y quebró la imagen, luego el jugador Sergio Morales la restauró y se la llevó a Costa Rica”, contó el utilero.
Julio Estacuy es el jugador más devoto del Divino Niño, es el portador de la imagen en cada viaje, su fe y su devoción son tan fuertes que se ha tatuado la imagen en uno de sus brazos en señal de gratitud.
Xelajú viajó ayer a la Ciudad de Guatemala para enfrentar esta noche a Comunicaciones en el juego de ida de las semifinales, con la fe puesta en las divinidades y en sus cualidades buscan regresar con un buen resultado para cerrar la llave en casa y ganar el boleto a la final ante su afición este domingo, a las 18 horas.
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