De esa época recuerda a figuras como Julián Trujillo, Raúl Washington Benítez, Luis el Chavo López Meneses, José Emilio Mitrovich, Álvaro Gil Rojas y Benjamín Monterroso, entre otros, quienes eran jugadores azules.
Tres años después, el equipo desistió de un utilero y Rumbito había perdido un grado escolar, por lo que dejó de estudiar, pues era un gasto extra para la madre y no podía cubrirlo.
Era la época en que Héctor Julián Trujillo y Luis el Chavo López empezaban su carrera como entrenadores.
“De repente pasó por mi casa, en la 5 avenida de la zona 3, el Chavo Meneses y me dijo: Rumbito, porque no sabían mi nombre, el Chueco —Julián Trujillo— te quiere hablar para trabajar de utilero”.
La madre y la abuela de Rumbito aprobaron que laborara como utilero y ganara dinero, en lugar de quedarse en la casa, por lo que se presentó con el equipo.
Luego, en la época del alcalde Fernando Amílcar Sierra Ibáñez, autorizaron la contratación formal del más fiel trabajador de la institución cobanera.
“Cuando empecé a trabajar con el equipo ganaba Q300. Fue lo que me ofreció la Municipalidad porque era quien pagaba en ese tiempo, y para esa época esa cantidad era bastante y me sentí feliz”, recuerda Grijalva.
Dos años después de obtener un ingreso propio lo motivaron a seguir estudiando y logró graduarse de perito contador.
“Trabajo de utilero, que es lo que más me gusta, y tengo trabajos extras de contabilidad. Llevo las cuentas de algunos negocios, pero no dejo el futbol porque es lo que más me gusta”, comenta el cobanero.
El primero y último
Algunas cualidades de Rumbito son la seriedad, concentración y disciplina en su trabajo.
“Tengo que llegar temprano y salir de último en el trabajo; lo aprendí del kinesiólogo Rolando García —que ya no labora para el equipo—. Siempre me decía ‘hijo siempre esté antes de que vengan los jugadores, así evita que lo regañen’”, confiesa.
Aunque Rumbito asegura que todos los jugadores y entrenadores que ha conocido han sido buenas personas con él, hay un futbolista que siempre está al tanto suyo, “es un gran amigo, es de Puerto Barrios, es German Trigueño Castro. Él se portó muy bien conmigo y hasta la fecha me comunico con él; me trata como a un hermano”.