Afortunadamente, durante mi carrera profesional he tenido personas que cumplen con las características de un buen líder. Sin embargo, también he tenido experiencias menos alentadoras.
Según el curso, impartido por Carlos Castillo, un buen líder es aquel que exige con base en indicadores establecidos, fomenta el desarrollo de la persona, es respetuoso, da el ejemplo, fortalece las capacidades de sus colaboradores y despide cuando es necesario, entre otras cosas.
El buen jefe para decirlo en otras palabras, se toma el tiempo para reunirse con su equipo por lo menos una vez a la semana para evaluar el avance de los objetivos que se hayan establecido para un puesto y una persona, así como para establecer compromisos semanales.
Mientras un líder se interesa, un mal líder hace caso omiso de lo que sucede a su alrededor y solo exige cuando él debe rendir cuentas. Aunque puede ser que no reúna todas las características, en general, un mal líder no exige, no se interesa, no busca el desarrollo profesional y personal de un colaborador, es irrespetuoso, busca solo su interés personal y cuando algo no marcha como se espera, ataca a la persona, no sus resultados.
Cuando no existen líderes, los posibles líderes de una compañía se van. De ahí, que la falta de liderazgo enferma a las empresas porque al final, la mayoría de las personas que se quedan son o acomodadas o resignadas.
La comunicación asertiva es otro factor importante, sin que esto implique que no se le exige al colaborador que cumpla con sus metas. Un comunicador asertivo es aquel que se comunica de manera respetuosa con su interlocutor prestando atención e interés.
En algunos ejercicios que hicimos en el marco del curso, nos dimos cuenta de cómo cambiaba la respuesta de nuestro interlocutor según nos comunicábamos. Fue sorprendente cómo se modificaba el resultado de una misma conversación solo por la forma de transmitir el mensaje. Para que cualquier tema avance dentro de una empresa, incluyendo la sostenibilidad, se necesitan buenos líderes. Personas que se comprometan a mejorar las prácticas ambientales, sociales y económicas en la compañía. Líderes que rindan cuentas y que exijan resultados.
Por más entusiasmada que tenga una persona, si no tiene el apoyo y el compromiso de sus jefes, el tema no avanzará. Es por eso, que en estos temas es fundamental el apoyo directo de la junta directiva y la gerencia general.
Un buen líder se vuelve un promotor del tema porque saborea los beneficios de la sostenibilidad. Tal es el caso de personajes como Paul Polman de UNILEVER, quien ahora da charlas alrededor del mundo sobre las ventajas que tienen las empresas que se preocupan por su entorno.