Marín, quien participó en un taller organizado por la Cámara Oficial Española de Comercio de Guatemala, habló con Prensa Libre sobre la importancia de tener una autoridad de competencia fuerte e independiente.
¿Por qué es importante la independencia en una autoridad de competencia?
La autoridad de competencia debe ser rigurosa, transparente e independiente porque es la garante de la resolución de los fallos del mercado. Cualquier mercado tiene fallos, desde la economía más desarrollada hasta la que se encuentra en los primeros estadios de desarrollo.
Es por ello que todas las economías que se basan en el mercado necesitan autoridades de competencia precisamente para neutralizar esos fallos, para que estos arañen lo menos posible al tejido empresarial y representen menores costos para la realidad económica de que se trate.
Además, son importantes porque colaboran con el crecimiento económico. Es difícil de imaginar un país que desee alcanzar tasas de crecimiento y ocupar un papel destacado en lo que a la calidad de gobiernos se refiere si descuida los desequilibrios del mercado.
¿Qué características debería tener una autoridad de competencia?
Al final, lo importante son las personas. Un modelo mediocre con personas excelentes da un resultado excelente y, por el contrario, un modelo excelente con personas mediocres, va a dar un resultado mediocre.
Por tanto, las personas son claves. En una etapa de despegue, esas personas van a jugar un papel especialmente significativo, por lo que deben ser independientes de las empresas y del poder político.
Con esos atributos no harán sino sumar en el desarrollo económico e institucional del país.
¿Cómo se lograla independencia?
Si no hay independencia financiera no hay independencia.
El organismo debe estar dotado con los suficientes recursos para sacar adelante los objetivos de la institución.
Yo desconfío de los sistemas de financiación que se centran en las sanciones. Prefiero que sean independientes, pues esto sería dar un incentivo para sancionar y eso no tiene ni pies ni cabeza.
Hay fórmulas más imaginativas, desde tener un porcentaje del PIB del país, que se hace por medio de la aplicación de una fórmula y nadie tiene que discutir nada, hasta buscar cualquier otro término que sea independiente. O bien, que el organismo elabore su presupuesto y se le asigne.
En España tenemos un presupuesto asignado de €60 millones y con eso estamos haciendo bastante. Cada año hacemos nuestro presupuesto, lo enviamos a la oficina presupuestaria, lo incluyen en el presupuesto del Estado y ya.
¿Qué pasa con la independencia política?
Existe si la institución se opone a la captura política y los gobiernos respetan la independencia y no intentan capturar al organismo regulador.
Esto sucede en todos los países, pues los riesgos de captura siempre existen. Una característica de las instituciones no capturadas es que tienen éxito en su gestión. Por el contrario, las que son capturadas no valen para nada y lo mejor que se puede hacer es eliminarlas, pues solo estorban.
Francia, Alemania, Italia, Portugal, los países nórdicos, el Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, Australia, Chile y México son ejemplos de éxito.
Quiero resaltar que solo en aquellos países que poseen menos calidad existe el riesgo de captura.
¿Cómo se lucha contra la corrupción?
Esa lucha hay que ganarla cada día. Aunque la corrupción no es el eje de la actuación de la autoridad de competencia, algunas conductas están relacionadas con la contratación pública. Es una manera de establecer otro control y que las leyes se vayan adaptando para evitar esas conductas y para que los corruptos disminuyan.
Nosotros manejamos la idea de que hay que funcionar en una urna de cristal y con un gran foco encima.
¿En qué ayuda a Guatemala tener una ley de competencia?
Estoy seguro que es muy positivo y el país elegirá los tiempos y el modelo.
Guatemala tiene el derecho de contar con la mejor ley posible con base en los compromisos internacionales y nacionales, del gobierno y del parlamento, con su propio país.
Pero las instituciones que surjan de esa ley deben ser independientes, rigurosas, solventes y con personas al frente que tengan las mismas características.
Por aparte, la oportunidad de recoger todas las experiencias de diversos países es única para ir mejorando con el tiempo.
Los legisladores deben legar instituciones fuertes y separadas de los ciclos políticos, y que den garantía de continuidad.
En segundo lugar, debe brindar una predictibilidad de lo que va a ocurrir, es decir, ofrecer certeza jurídica.
En tercer lugar está el rigor a todo nivel. Los profesionales que formen parte de las autoridades tienen que tener un rigor y una autoridad moral que se expanda por todo el país. En esto es muy importante la selección de las personas y el modelo institucional.
Las autoridades de competencia no tienen establecimientos industriales, no tienen medios de transporte, no tienen almacenes, lo único que poseen es el talento.
