Lo que en ese momento se interpretó como algo “transitorio” y focalizado sólo en la economía estadounidense, se ha extendido por casi dos años, alcanzando los niveles más altos de las últimas cuatro décadas en la mayor parte de las economías del mundo.
Los efectos de la inflación son catastróficos. Varios organismos internacionales han advertido sobre la posibilidad de un incremento de la pobreza y de crisis alimentarias en varias regiones del planeta. Pero ¿Cuánto más durará? ¿El 2023 será el año en que los precios retornen a la “normalidad”?
Tres variables claves
Existen tres elementos que debemos tomar en cuenta para tratar de proyectar la inflación en los próximos meses.
El primero y más importante es que los bancos centrales están actuando decididamente para reducirla.
En el caso de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos, ha aumentado la tasa de interés líder a un ritmo sumamente rápido y ha retirado un tercio del dinero que había inyectado al mercado durante la pandemia. El resultado es que, en ese país, la inflación se ha venido reduciendo gradualmente durante seis meses consecutivos.
En diciembre pasado registró una cifra interanual de 6.4%, por lo que aún falta mucho para que llegue a la meta del 2%, pero es altamente probable que continúe la tendencia a la baja en los siguientes meses.
El Banco de México (Banxico) también ha sido agresivo en incrementar la tasa líder, pasando de 4% a mediados de 2021 a 10.5% en diciembre del 2022. La inflación también ha comenzado a reducirse levemente en los últimos dos meses en ese país. Los bancos centrales de Chile, Brasil y Colombia igualmente han llevado su tasa de interés líder a doble dígito.
O sea que, a diferencia de la crisis inflacionaria de los años setenta, han tomado acciones agresivas para reducir lo más pronto posible el alto nivel general de precios. Esta vez, parecieran que están más conscientes de que ellos mismos han sido los principales responsables de la actual crisis.
El segundo factor por considerar es que el precio de la mayoría de las materias primas ha disminuido en los últimos seis meses. Debido a la desaceleración de las grandes economías del mundo y los temores de una posible recesión, la demanda de estos bienes ha mermado, con la consecuente reducción en sus precios.
Aún no se llega a los niveles inflacionarios de antes de la pandemia y tampoco la reducción ha sido generalizada, ya que, en algunos casos, incluso se han registrado incrementos en las últimas semanas, como es el caso del precio del cobre. Pero en promedio, los precios de las materias primas se redujeron 20% en los últimos cuatro meses de 2022, lo cual contribuye a una disminución en la inflación a nivel mundial.
La perspectiva es que continúe una tendencia a la baja en el primer semestre, en la medida en que se sigan desacelerando las principales economías. Por supuesto, una escala en el conflicto Rusia-Ucrania, podría alterar la tendencia.
Y el tercero es que en la medida que los gobiernos ajusten sus gastos a los niveles previos a la pandemia y reduzcan sus déficits fiscales, se contribuirá a que la inflación se reduzca. La perspectiva es que durante el 2023 las economías desarrolladas continúen reduciendo sus déficits fiscales, lo cual ayudaría a reducir la demanda de bienes y disminuiría la presión sobre los precios.
¿Qué sucederá con la inflación en Guatemala?
En el caso local, la inflación se ha estabilizado en alrededor de 9% en los últimos tres meses, lo cual es una buena señal. Pareciera que se ha alcanzado un máximo y que pronto comenzaría a descender.
Es innegable que una parte considerable de la inflación interna se debe a factores internacionales y, en ese sentido, la reducción en el precio de las materias primas y la tendencia a la baja en la inflación de Estados Unidos debería incidir para que el indicador en Guatemala también comience a reducirse.
El Banco de Guatemala (Banguat) ha tratado de contener la inflación, pero a diferencia de los bancos centrales de las principales economías latinoamericanas, ha sido muy cauto en incrementar la tasa de interés líder, pues el aumento que realizó la semana pasada la dejó en 4.25%, muy lejos de los niveles de México, Chile o Colombia.
Por supuesto, algunos de estos bancos de América Latina enfrentaron fuertes devaluaciones de sus respectivas monedas en los últimos dos años, lo que les obligó a realizar incrementos extraordinarios de sus tasas de referencia. Ese no fue el caso del quetzal, que ha estado relativamente estable. El incremento del tipo de cambio que se experimentó hace algunos meses fue mínimo, si se compara con la volatilidad de otras monedas de la región.
Lo interesante de notar es que, a pesar de los incrementos de la tasa líder que ha hecho el Banguat, la tasa activa promedio del sistema bancario no ha subido. Algunos bancos sí lo han hecho, pero no ha sido un incremento generalizado en todos los bancos.
Los datos disponibles del sistema bancario que brinda el Banguat indican que las tasas han estado bastante estables hasta el momento, aun cuando la tasa líder se ha incrementado en 2.5 puntos porcentuales en el último año.
El crecimiento del crédito al sector privado también se ha mantenido bastante robusto, aunque registró una leve desaceleración en los últimos tres meses del año pasado. Sin embargo, el crecimiento interanual de 15.8% en diciembre de 2022, es uno de los más altos de la última década.
La pregunta es si las tasas de interés se mantendrán estables y el crédito mantendrá su dinamismo durante el 2023. Lo más probable es que finalmente se registre un leve incremento en las tasas de interés activas del sistema bancario y que el crédito pierda cierto dinamismo. Sin embargo, aún parece haber bastante liquidez en el sistema, lo que contrarresta el efecto de la medida de la Junta Monetaria (JM) sobre las tasas de los créditos.
En conclusión, la expectativa es que la inflación siga disminuyendo a nivel mundial y local. Parece que, por fin, terminará la pesadilla de la alta inflación. Aunque hay que aclarar que la mayoría de los precios difícilmente regresarán a los niveles de antes: simplemente dejarán de crecer a los niveles extraordinarios de los últimos 24 meses. Y la inflación tampoco desaparecerá por completo; regresará paulatinamente al promedio de 4%, previo a la pandemia.