El cofundador de Microsoft no solo es conocido por ser uno de los hombres más ricos del mundo, sino también por financiar proyectos filantrópicos e ideas “locas” para salvar al mundo, como él mismo dice en broma.
BBC NEWS MUNDO
Bill Gates: cómo el proyecto del fundador de Microsoft para salvar el planeta quedó frustrado por la guerra comercial de Trump con China
La libertad que le ha dado a Bill Gates tener una de las chequeras más poderosas del mundo ha llevado al multimillonario a poner en marcha ideas improbables para resolver problemas.
Bill Gates estaba a punto de probar uno de sus proyectos más grandes para la humanidad, pero la guerra comercial de EE.UU. y China detuvo sus planes.
Ha donado recursos para la lucha contra el VIH-Sida, diseños de retretes que reciclan agua para comunidades sin servicios públicos, campañas de vacunación contra la polio que decidían qué territorios cubrir a través de algoritmos, entre otras causas.
Quizás ninguna ha sido tan ambiciosa como en la que ha trabajado en la última década: poner en marcha una fuente de energía que sea segura y limpia.
Como el propio empresario explica en el documental “Bill Gates bajo la lupa” (Netflix), para resolver el problema primero leyó “los mejores libros” sobre generación de energía.
“En cualquier problema, siempre buscaré cómo la innovación tecnológica puede resolverlo. Eso es lo que me gusta y para lo que soy bueno”, dice.
Llegó a la conclusión de que la energía producida en plantas nucleares es la solución más práctica para la humanidad, a pesar de que desastre como los de Chernóbil (1986) y Fukushima (2011) han sembrado la desconfianza mundial en esta alternativa.
Buscó a los científicos más avanzados sobre el tema, creó la empresa TerraPower para hacer las pruebas y afinó todos los detalles para garantizar que sea a prueba de accidentes.
Cuando el proyecto estaba a punto de materializarse, algo interrumpió su sueño: la guerra comercial de Estados Unidos con China.
¿Por qué energía nuclear?
Bill Gates es conocido por su fascinación por la lectura -en el documental asegura que lee 150 páginas por hora-, pero hay varios temas que considera especiales.
“Si se trata de áreas de la salud, energía, cambio climático, hay varios temas de los que me aseguro leer los mejores libros”, le dice al director del filme, Davis Guggenheim.
Leyó “todos” los libros de Vaclav Smil, un científico cuyas obras sobre energía llevaron a Gates a entender conceptos de la generación de energías y fuentes alternativas.
“Las fuentes de generación primaria, que son el carbón, el gas natural y la gasolina líquida, al quemarlas liberan dióxido de carbono en el aire, que claramente causa calentamiento”, afirma Gates.
“Es muy importante comenzar a desplegar una solución limpia, y debe hacerse extraordinariamente rápido”, agrega, advirtiendo que “suele tomar 50 años” para revolucionar un campo tan establecido como la producción energética.
Para ello pidió a su equipo en su firma de innovación y financiamiento de tecnología Gates Ventures generar “1.000 ideas locas”, hasta que llegó a una conclusión: la energía nuclear es la solución.
“Es el tipo de innovación que quizás no se llevará a cabo si no intervengo. Precisa de cientos de millones de dólares, convocar a cientos de científicos… No lo haría si no fuera por el cambio climático”, dice Gates.
Desastres como los de Chernóbil y Fukushima, reconoce, han generado una percepción negativa de la producción de la energía nuclear, la cual también tiene el problema de la generación de desechos tóxicos.
“Lo difícil de la energía nuclear es asegurar que, cueste lo que cueste, esos materiales nucleares (desechos) no salgan”, apunta el empresario.
¿Qué planeaba hacer?
Mientras que los libros de Vaclav Smil lo acercaron al planteamiento del problema, Gates y su equipo encontraron una solución en el científico Lowell Wood, conocido como el inventor con “más patentes que Thomas Alva Edison”.
Gates asegura que en el campo de la energía nuclear “no ha habido innovación en 25 años”, por lo que plantas como Fukushima fueron construidas con conceptos de la década de 1970, mientras que Chernóbil con base en diseños de mediados del siglo XX.
Para poner a prueba la idea de un “reactor de onda de propagación”, que emplea uranio reducido y no el enriquecido que también se puede usar en armas nucleares, Gates creó TerraPower.
“Funciona como una vela que arde lentamente ynecesita reabastecerse una vez cada década”, dice la teoría.
El combustible sería obtenido de los desechos de plantas nucleares que ya existen.
En el caso de EE.UU., aseguran, una parte están almacenados en un paraje del estado de Kentucky que, con el reactor de Gates, serían útiles para proveer de energía a todo ese país por 125 años.
Generaría un gigavatio de electricidad con “prácticamente cero” emisiones de gas de efecto invernadero.
Los científicos tardaron 5 años en probar que funcionaba, en parte debido a los enormes modelos matemáticos que debían ponerse a prueba en computadoras de capacidad enorme.
Y Gates asegura en el documental de Netflix que, además, su modelo es a prueba de “maremoto, terremoto, accidente de avión…”.
“En el peor de los casos, el reactor dejará de generar electricidad, pero los materiales radioactivos no podrán salir“, indica.
“Se ha discutido, se han escrito cientos de artículos sobre lo que podría hacerse, pero nosotros lo hicimos”.
La guerra comercial
Comprobado que funcionaba el reactor ideado por Wood, venía la siguiente pregunta: ¿dónde materializarlo?
Larry Cohen, CEO de Gates Ventures, responde en el documental: “China los construye rápido, los hace baratos, y sabe dónde posicionar estas malditas cosas”.
Luego de 9 años de desarrollar una relación con China, Gates logró el acuerdo final con el presidente Xi Jinping en 2015 cuando el mandatario visitó la ciudad de Seattle (EE.UU.), hogar del cofundador de Microsoft.
Pero entonces el presidente Donald Trump inició la llamada “guerra comercial” con China en 2018, por lo que muchos acuerdos de bilaterales, incluido la cooperación tecnológica, quedaron suspendidos.
Nathan Myhrvold, un científico del proyecto, dice que perdieron el derecho de construir el reactor en el país asiático: “Al cancelar el contrato (entre gobiernos) que nos daba derecho a realizar cosas nucleares en China, ya no lo tenemos”, dice en el documental.
Al enterarse Gates dijo “¡oh, mierda!”, recuerda Cohen.
Myhrvold también lamentó que el bloqueo se hubiera originado desde casa: “Siempre supimos que la política estaría involucrada. Jamás pensamos que sería nuestro propio gobierno”.
El proyecto no está muerto. Este año TerraPower ha estado trabajando en generar las condiciones para poner la idea en marcha en Estados Unidos, lo que incluye enfrentar la desconfianza de la gente en ese país hacia la energía nuclear.
Al ser cuestionado por Guggenheim si dejaría que sus hijos vivieran junto a una planta de este tipo, Gates responde enfático: “Preferiría que vivieran ahí que junto a una planta de carbono o de gas natural”.