Este nuevo esquema, en el que ya llevan trabajando varios años y que en el 2015 anunció con bombo y platillo en este mismo evento, dará a la entidad financiera “acceso a más de 2 mil 500 millones de clientes potenciales”.
Estos posibles usuarios forman parte de un sector con un menor poder económico que hoy no puede acudir a la banca tradicional porque es “muy cara”, reconoció el titular de la entidad.
Reiteró que el BBVA está en fase de construcción de “un nuevo banco” que encaje “mejor” en la sociedad actual y, para ello ha definido “seis piedras estratégicas”, que van desde mejorar la experiencia del cliente hasta aumentar las ventas digitales o introducirse en negocios online.
“La banca del futuro no es una banca solamente financiera”, recordó González.
Los otros pilares en los que basan esta ambiciosa estrategia de crecimiento es la información y la eficiencia en el alojamiento del capital. Además, resulta indispensable “retener y atraer talento”, que “nuestra gente se sienta cómoda con nosotros”, apuntó.
Puso el caso de México, donde BBVA Bancomer es la entidad financiera número uno, porque su mercado de productos de consumo vendidos por redes digitales ha crecido exponencialmente.
BBVA se embarcó en la digitalización de sus servicios hace varios años e instaló en el 2011 una oficina en la meca de tecnología mundial de Silicon Valley, Estados Unidos.
Adquirió a finales del 2014 una compañía de procesamiento masivo de datos, Madiva Solutions, y en abril del 2015 anunció la compra de la estadounidense Spring Studio, especializada en diseño digital.
“Hemos comprado muchísimas participaciones en start-up (empresa emergente)”, algunas del 100%, como el banco estadounidense Simple, agregó González, quien no dio cifras exactas cuando habló de esta profunda actualización de la “arquitectura de sistema”.
Este “largo camino digital” es tanto un deseo como una necesidad ante un entorno global complejo y competido, marcado por “sombras en el crecimiento” y un “problema de rentabilidad” de la banca de Europa.