Segundo: De preferencia usa el crédito para invertirlo en algo que te genere entradas y aumente de valor. Cuando prestes dinero ya sea a una tarjeta de crédito, un banco o una cooperativa, que este sea para destinarlo a algo que te permita generar ingresos y te deje ganancias mayores de las que tendrías que pagarles a esas instituciones. Solo así se justifica el uso de crédito. Eso de que “el que nada debe nada tiene”, suena bonito y hasta gracioso, pero al final las deudas resultan ser nada graciosas.
Tercero: Si usas crédito abona lo más que puedas al capital adeudado para pagar la menor cantidad de dinero en intereses. Siempre solicita un crédito a largo plazo para que el pago mensual sea bajo y no afecte el resto de tus pagos y compromisos, pero en tu mente y corazón decídete a pagarlo en el menor tiempo posible. Mientras menos dinero mandes de tu casa a otras casas para pagar intereses mejor será, pues así podrás quedarte tú con ese dinero que te servirá para incrementar tu capital.
Cuarto: Compra según la fórmula NUCA y no según la fórmula FOCA para poder economizar dinero. Tus ingresos destínalos a cubrir tus necesidades y obligaciones, comprar lo que utilizas cada mes, para adquirir comodidades y darte gustos y guarda una parte para tu ahorro. Evita salir a comprar cosas pensando que estas te traerán felicidad, tampoco adquiere algo solo para ir a presumirlo, o lo que es peor aún, para competir y buscar la aceptación de los demás.
Quinto: Haz un Plan de Gastos y controla que no te pases de lo planeado, para no gastar más de lo que ganas. La clave es tener una lista de lo que pensamos gastar y cuánto dinero disponemos para gastar en ello. Luego deberás controlar que lo que dispusiste gastar en cada cosa se cumpla al pie de la letra. A eso se le llama regular el gasto. Uno de los secretos de quienes han logrado hacerse y mantenerse ricos, es eso de llevar control y regulación de sus gastos para no pasarse de lo que planificaron gastar para que les quede una buena porción de sus ingresos.
Sexto: Lo que no te llegues a gastar cada mes, inviértelo en aquello que te genere ingresos extras. Lo que no te gastes es lo ganas. Y la ganancia es tu capital, el cual podrás incrementarlo poco a poco. Y ese capital lo invertirás, más adelante, en aquello que te produzca intereses, utilidades, regalías, dividendos o alquileres.
Séptimo: De tus ganancias contribuye con tu iglesia o a una beneficencia, pues de tu abundancia habrás de dejar huella provechosa a tu paso por este mundo.
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