Sin embargo, aprovechando que actualmente estoy en Buenos Aires, Argentina, participando en un Congreso Internacional de Valuación, y uno de los temas que más se ha tocado es el de la valuación de los bienes inmuebles en tiempos de crisis, he creído conveniente compartir con ustedes, amables lectores, un poco de lo que aquí está pasando.
Buenos Aires es una ciudad muy grande, con más de 10 millones de habitantes. Tiene muchos edificios y se observa un intenso movimiento comercial y humano. Hoy, en esta ciudad se observan muchos locales comerciales, apartamentos, casas, incluso edificios completos, en disponibilidad.
Algunos se anuncian en los diarios y la mayoría, en rótulos muy visibles y grandes. Al recorrer las diferentes calles, tanto en las áreas urbanas como en las suburbanas, se observa el mismo fenómeno. Centenares de rótulos de ofertas inmobiliarias.
Esto le agrega un toque dramático a la situación económica que afrontan los hermanos argentinos.
¿Cómo afecta esto a los valores de los bienes inmuebles?
Evidentemente tiene mucho que ver con la disponibilidad de capitales. Los bancos y financieras no pueden facilitar el capital tan necesario para poder desarrollar las empresas, las cuales requieren fundamentalmente de las inyecciones de capitales.
Por lo tanto, el empresario se ve en la necesidad de recurrir a los bienes que posee, con la intención de venderlos, encontrando que en el mercado no solamente existe un gran número de ellos en oferta, sino que el tiempo en que estos se tardarán en convertirse en dinero en efectivo es muy lento o tardado. A esto hay que sumar que hacer depósitos en los bancos no es muy confiable, dadas las restricciones y decisiones que el Gobierno tiene sobre dichos depósitos.
También se encuentran muchos obstáculos y restricciones para poder efectuar transacciones con los depósitos de una cuenta a otra, posibilidad que permite, en algunos casos, comprar inmuebles sin necesidad de retirar dinero de los bancos, o sea, solamente hacer papeleos.
Esto, obviamente, afecta los valores, dada la excesiva oferta y la poca demanda de inmuebles.
Aunado a ello está la variabilidad de la moneda. El peso argentino inició, hace muy poco, a un cambio de uno por uno. Hoy se está cotizando a 3.70 pesos por un dólar y no se sabe a dónde llegará.
