Desde lo macro a lo micro, de lo general a lo particular y en la esferas pública y privada, puede haber consecuencias, en un contexto global volátil, asociado al incremento de las materias primas y de los conflictos geopolíticos internacionales, que pueden ocasionar una recesión en los principales socios comerciales de Guatemala.
Entonces, las personas particulares, las amas de casa o jefes de hogar también deben estar al tanto, pues parte de los ajustes de precios que se experimentaron en la economía durante el 2022 —inflación 9.17% a noviembre—, golpeó directamente los bolsillos de la mayoría de la población, que se vio obligada a reorientar sus gastos prioritarios.
¿Cómo se ve el año?
Esta fue la pregunta a varios expertos y una de las principales respuestas fue que será un año relativamente similar al 2022, aunque menos dinámico, debido a la desaceleración —crecimiento menor— de los principales países desarrollados, que elevaron su tasa de interés para contener la inflación.
¿Qué implica eso para Guatemala?, pues una disminución del ritmo de las exportaciones y también de las remesas que recibirá, porque aun cuando los países continúen creciendo, el aumento del empleo será menor.
También se prevé una relativa normalización de la inflación en torno al 5%, y salvo alguna maniobra no esperada por parte del Banco de Guatemala (Banguat), el tipo de cambio debería estabilizarse, ya que se dispone de una enorme cantidad de reservas monetarias internacionales para el efecto.
Por otro lado, se espera que los bancos incrementen sus tasas de interés, como respuesta al aumento de la tasa de interés líder de la banca central; sobre todo las tasas activas —porcentaje que cobran las instituciones financieras por los créditos que otorgan a las personas individuales o jurídicas—, y algún movimiento en las pasivas —la que pagan los bancos a los cuentahabientes por sus depósitos—.
No obstante, las ventas de los productos relativamente esenciales se mantendrán en el país y tendrán un poco de mayor dificultad las de bienes no esenciales, salvo los suntuarios, que son destinados al consumo exclusivo de los grupos de mayores ingresos.
En términos macro, para 2023 el pronóstico de la economía es que crezca en el rango de 2.5 a 4.5%, con un valor central o núcleo de 3.5%, y se esperaría un mayor control sobre la inflación, que tendería a la disminución a partir de marzo próximo.
Finanzas y ahorros
Un empresario —pequeño, mediano o grande— debe analizar si dispone de suficiente mercado para colocar sus productos y confirmar si efectivamente existe la posibilidad de obtener ganancias tras la producción de sus bienes, atendiendo al comportamiento de los precios en el mercado.
Como tal, y antes de iniciar el proceso de producción, el empresario debe analizar metódicamente cuál es su costo de producción, incluyendo todos los elementos colaterales, como energía eléctrica, arrendamientos, tiempo, sueldos, compra de materia prima, etc., y luego verificar si efectivamente existe una ganancia. Además, verificar que el producto o servicio se podrá vender de forma masiva en el mercado, permitiendo su producción constante.
Analizar las tasas de interés de los bancos y solo contratar un préstamo para inversión, solo si la tasa de interés es razonablemente baja, dado a que algunos bancos solo prestan para consumo y las tasas aplicables son muy altas, lo que imposibilita cualquier inversión. Una tasa anual adecuada en ningún caso debe exceder de 18 a 20% anual, asumiendo que el margen de ganancias, antes de intereses e impuestos, puede absorber dicho costo.
Por otro lado, debe tenerse cuidado en “calzar” el préstamo con la actividad productiva, para no contratar préstamos a tan largo plazo que resulten una carga infinita para la empresa, o a tan corto plazo que le cause problemas de liquidez. Los pagos por el préstamo deben salir de la propia actividad del negocio, sin poner en riesgo su funcionamiento.
Frente a la inflación
La inflación en Guatemala en 2023 tendría una tendencia al alza, por lo que, si es posible para las personas invertir su dinero, deben hacerlo en activos que conlleven un retorno por lo menos de 2 a 5% arriba de la tasa de inflación. Además, empezar a buscar algún ingreso adicional para poder apoyarse un poco en los gastos diarios.
Al estimarse que la inflación se situará en 5%, debe tomarse en cuenta que este es solo un promedio que debe servir de referencia. O sea que algunos productos, servicios y materias primas pueden subir hasta 30% y otros, menos de 1%.
Esto es importante para las empresas al momento de fijar sus precios de venta, los que no se deben aumentar en exceso, para no producir una contracción de la demanda, lo que equivale a menos ventas.
Una persona individual también debe cuidar sus gastos este año que recién inicia, empezar a priorizar sus compras y crear un fondo de ahorro para “emergencias”. Y si es necesario, aprovechar al máximo las “ofertas” en los centros de compra de su canasta básica de alimentos.
Administrar deudas
Si las personas o empresas tienen que contraer compromisos de crédito, es importante estar conscientes de tres puntos claves: fechas importantes —de pago, de corte y de vencimiento—, la tasa de interés acordada y las cláusulas de conveniencia —si puede o no amortizar a capital y restructuración de la deuda, entre otras—, además de buscar opciones que más favorables. No se recomienda adquirir préstamos extrabancarios o con tarjetas de crédito para invertir, ya que en los negocios honestos no rinden tanto. En este punto, en particular, para conocer cuánto es lo que realmente ganan los negocios debe evaluarse el mercado antes y no confundir el margen de comercialización con el de ganancia. Mucha gente afirma que se dedicará al comercio porqué allí gana el doble, pero a eso hay que restarles todos los gastos adicionales.
Tanto emprendedores como empresarios, inversionistas y personas individuales deben contar con un plan financiero definido y claro que les permita establecer cómo se utilizará la deuda, cuál será la rotación del efectivo, el retorno y tiempo estimado de pago, así como la rentabilidad al usar este instrumento financiero.
Endeudarse no es malo, pero la deuda bien utilizada puede ser un instrumento aliado estratégico para poder navegar en los tiempos de crisis, aunque también puede convertirse en un enemigo si se llega a descuidar o, en el peor de los casos, si se le da un mal manejo.
Reglas básicas
En los negocios hay reglas de oro, así como leyes de observancia que deben respetarse y cuidarse, porque no todo está asegurado como se tiene pensado.
La primera regla es ser realistas, lo cual implica ni ser tan optimista en que cualquier transacción u operación de negocios a futuro está garantizada ni confiar ciegamente en la frase “todo saldrá bien”. Tampoco se debe ser tan pesimista que se genere un ambiente de no inversión o no a los nuevos negocios y provocar una parálisis productiva.
Es común escuchar de problemas en la comunidad empresarial, en que se invierte mucho en mercancías, pero las ventas no responden igual, y por lo tanto afrontan problemas de liquidez.
Otra de las reglas es mantenerse informado antes de tomar cualquier decisión empresarial o poner a la disposición su dinero en la canasta por cualquier cantidad que sea. Eso conlleva conocer los indicadores de la actividad económica de corto plazo de fuentes oficiales y no tomar decisiones emocionales o confiar en lo que otros dicen o exponen en redes sociales.
Atender la liquidez al tomar decisiones reales a partir de expectativas maduras, siempre es apropiado acumular reservas en tiempos de abundancia o bonanza para cuando existan problemas temporales. O sea, cuidar mucho la disponibilidad de recursos sin descuidar la rentabilidad.
Y, por supuesto, el cliente debe estar feliz, lo cual implica que se debe atender bien a los compradores para que vuelvan y siempre estén comprando.
Con información de Javier Santiago Servent, Coach & Mentor y Abelardo Medina, Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi).