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Se dice que los ingredientes secretos no se guardaron originalmente en una caja fuerte, sino en la cabeza del coronel Sanders; o que en algún momento coronel escribió la receta, la cual permanece en una caja fuerte en la sede corporativa de KFC, en Kentucky, desde hace casi 100 años. Se comenta igualmente que sólo unos pocos empleados selectos conocen la receta y están sujetos a un acuerdo de confidencialidad; y que, para una mejor protección, KFC hace la mezcla de hierbas y especias a través de dos compañías separadas y que luego se procesa automáticamente para estandarizar la mezcla antes de enviarla a los restaurantes. También se dice que cuando KFC actualiza sus sistemas de seguridad, la receta se traslada temporalmente a un lugar seguro en un automóvil blindado y escoltado por una caravana de alta seguridad.
Los esmeros por preservar la receta que alimentaba leyendas urbanas se contaban por décadas, y eran –¿por qué no?– una excelente publicidad gratuita. Todo iba bien hasta 2016.
Ese año, el Chicago Tribune viajó al pueblo de Corbin, Kentucky, a entrevistar a Joe Ledington, un profesor retirado, sobrino del coronel Sanders. Durante la entrevista, el sobrino de 67 años mostró un álbum familiar cuya última página mostraba una copia del testamento de Claudia Price, la segunda esposa del coronel. Junto a él, se mostraba una receta manuscrita para pollo frito, con indicación de las 11 hierbas y especias que habían de agregarse a dos tazas de harina. ¿Era esta la famosa receta de la leyenda urbana?
La publicación de la entrevista produjo una carrera por comprobar si la receta del álbum familiar era efectivamente la receta original de KFC. Hasta el propio Chicago Tribune organizó un “Concurso de recetas KFC” para demostrar a su público haber topado con el Santo Grial del pollo frito.
Pero ¿por qué KFC no demandó al Chicago Tribune para impedir la difusión de su secreto comercial? Sucede que, para poder demandar exitosamente, la ley exige demostrar haber cuidado el secreto. Al registrarlo en el álbum familiar, el secreto se exponía -como en efecto sucedió- a una fuga.
Y es aquí donde comienza otra historia aún más interesante.
Los secretos comerciales importan cada vez más
Casos como el de KFC dan cuenta de la creciente importancia de la protección de los secretos comerciales. Un estudio de la firma de abogados Baker McKenzie (2017), basado en una encuesta a 400 ejecutivos senior, revela varios datos importantes sobre la utilidad de los secretos comerciales en sus negocios (Ver infografía).
Estos datos son aun más críticos en el caso de las pequeñas startups tecnológicas, donde el valor del emprendimiento depende esencialmente de su control sobre la propiedad intelectual que, en estos casos, suele asumir la forma de secreto comercial hasta tanto dicho conocimiento se patenta (si es que decide patentarse).
Los secretos comerciales constituyen un derecho de propiedad intelectual y básicamente protegen información que la empresa dueña del secreto no desea que conozca la competencia; por ejemplo, fórmulas, diseños, estrategias comerciales o características de productos. Están sometidos a la legislación nacional de los países donde están protegidos y la mayoría de éstos cuenta con leyes que regulan la apropiación indebida o la adquisición no autorizada de los secretos comerciales. Según la OMPI, el secreto comercial la forma más común de protección que utilizan las empresas y un estudio del BID sugiere que también lo es para los inventores y emprendedores latinoamericanos.
Los secretos adquieren cada vez más importancia en el comercio. La razón es doble: la movilidad laboral de empleados calificados en hubs tecnológicos, sumada a la creciente ineficacia de la protección de patentes. Las empresas innovadoras pueden constatar de qué manera sus conocimientos estratégicos se ven expuestos a la competencia, sin que los gobiernos puedan proveer la protección que necesitan para impedir su difusión no autorizada. Por ello, al negociar una tecnología secreta, los acuerdos de confidencialidad (Non-Disclosure Agreements) no ofrecen protección efectiva, porque son muy explícitos en describir la idea secreta (lo que facilita su copia en caso de filtrarse el documento) o son muy genéricos, lo cual impide la protección de un tribunal, por imprecisión.
Esto, para no mencionar que siempre se corre el riesgo de que el inventor deje el secreto comercial guardado en un álbum familiar. No sería la primera vez.
Ante la ausencia de protección efectiva, el riesgo de perder un secreto comercial estratégico ha creado un costo transaccional a la comercialización de estos intangibles cada vez más importantes en el comercio, al mismo tiempo que la protección de patentes luce cada vez más incierta. Es aquí donde la tecnología ha llegado para socorrer la comercialización de estos bienes intangibles.
¿Blockchain al rescate de la propiedad intelectual?
Blockchain es una tecnología para el registro distribuido, simultáneo e imborrable de datos en una red digital. Los registros se efectúan de modo encriptado, en bloques de información que se superponen a bloques anteriores creando “cadenas” inviolables de información. Bajo estas premisas, esta tecnología impide el hackeo porque crea un protocolo de verificación a través de la reproducción de la información en múltiples nodos, en lugar de su centralización en un solo punto controlado por el “gatekeeper” o administrador de la red.
Es lógico que el registro de una información idéntica en 9000 puntos de una red (en el caso de la plataforma Ethereum, por ejemplo) genere más convicción que el testimonio de un testigo en un juicio. Por eso, países como China, Estados Unidos y ahora, la Unión Europea, están comenzando a reconocer esta tecnología como medio de prueba legal, para evidenciar como inmutables los datos allí registrados. El año pasado, por ejemplo, el Tribunal Supremo del Pueblo, en China, ha aceptado blockchain como medio de prueba legal para transacciones digitales sobre derechos de autor en un litigio entre una pequeña productora de video, contra una famosa plataforma de videos.
Blockchain ofrece una posibilidad real para proteger la confidencialidad de secretos comerciales y comprobar la autoría de una obra artística o invención. Esta tecnología ofrece posibilidades obvias para la protección y el registro de propiedad intelectual (PI), como evidencia ya sea en la etapa de registro o en una disputa en la corte. También promete una forma rentable de acelerar dichos procesos.
Otros usos incluyen: evidencia de la creación y autenticación de procedencia, registro y compensación de derechos de PI; control y rastreo de PI; evidencia de uso genuino y/o primer uso en comercio; gestión de derechos digitales (por ejemplo, sitios de música en línea); ejecución de acuerdos de PI; licencias o redes de distribución exclusivas a través de contratos inteligentes; y transmisión de pagos en tiempo real a los propietarios de PI. El blockchain también se puede utilizar para fines de autenticación y procedencia en la detección y/o recuperación de productos falsificados y robados; o para la demostración de uso de productos importados cuya marca pueda afectar la PI de comerciantes locales (importaciones paralelas).
En resumen, estamos ante una tecnología disruptiva que abaratará radicalmente el costo de monitoreo en el comercio de derechos de PI, haciendo posible resolver problemas actuales asociados con el costo de dicha supervisión.
¿Y cómo protejo el secreto con blockchain?
Digamos que usted tiene un secreto comercial; guarda consigo la fórmula para crear cabello biogenético que permite eliminar la alopecia, causante de la calvicie. Es una tecnología valiosa que requiere confidencialidad. En lugar de arriesgarse a que aparezca algún día en un álbum familiar, usted ahora puede proteger su secreto comercial con blockchain: encripta el documento, crea un hash unidireccional (que no puede ser reconstruido en la información original) y lo registra en los 9000 nodos de Ethereum. Esto ya lo están haciendo algunas empresas, emitiendo un certificado que da fe de que usted es propietario de un hash alfanumérico que acredita una información original (su secreto comercial) que nunca sale de su computador. ¿Qué tribunal puede decirle que esa no es información fidedigna? ¿Qué juez puede negarle que usted tomó toda la previsión para evitar difundir ese secreto? La respuesta es: ninguno.
Esto, queridos lectores, ilustra la forma como la tecnología de blockchain puede proteger algo que hoy día pende del olvido de la segunda esposa del tío millonario. Después de todo, una receta de pollo frito valorada en 8.5 mil millones de dólares, vale demasiado como para tenerla guardada en un álbum familiar.
* En alianza con Forbes México y Centroamérica, artículo de Forbes Staff.
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