Lo cierto es que aquellos estudios de Hawthorne, demostraron algo más significativo, bautizado por el propio Mayo, muchos años después, como el “Efecto Hawthorne”, y es que el solo hecho de prestarles atención, al ser sujetos de una investigación, incrementaba su productividad.
Esto nos indica que, por encima de las variables físicas, hay otras más sutiles, vinculadas a la psiquis del individuo, y en función de como se “sienta”, con su trabajo y en su trabajo, será su nivel de compromiso y, en relación directa con este compromiso, será su productividad y, según investigaciones recientes, su grado de innovación.
Por tanto, la búsqueda del Bienestar Organizacional, debería ser una suerte de “santo grial” corporativo, en el que toda empresa que aspire, como mínimo a sobrevivir, y de máximo a liderar su industria, debería estar embarcada, al punto que (desde mi opinión personal y apuntalada por muchos autores) el tema del bienestar no es de “política de recursos humanos”, sino una estrategia empresarial del máximo nivel.
Y por tanto, el rol de los emprendedores, directivos y gerentes, es lograr generar conciencia sobre esto y colaborar activamente en el diseño de dicha estrategia.
Para poder darle un marco de referencia a este trabajo, es necesario definir claramente el alcance del término bienestar y para ello acudiremos a la definición dada por la Organización Mundial de la Salud en el año 2018, en la cual expresa que una persona tiene salud cuando disfruta de tres tipos de bienestar:
Físico: Está enfocado claramente al cuidado del cuerpo y tiene que ver con tres aspectos centrales: la alimentación, el descanso y el ejercicio.
Mental: Un individuo es plenamente consciente de sus propias capacidades; al mismo tiempo puede afrontar las tensiones normales de la vida y puede trabajar de forma productiva, para hacer una contribución significativa a su comunidad, abarcando todo esto el aprendizaje, la autorrealización y el desarrollo cognitivo.
Social: Tiene que ver, en gran parte, con la parte emocional del individuo, su sostenimiento adecuado en un entorno laboral, la existencia de relaciones interpersonales sanas y el disfrute de la vida en términos generales.
En línea con esta definición general, hemos desarrollado un Modelo Integral de Bienestar, MIB, según el cual, el bienestar tiene 6 grandes dimensiones:
- Estructural: Tiene que ver con los temas clásicos de higiene y seguridad laboral, donde se incluyen instalaciones, mobiliario y equipamiento, que no sólo deben ser funcionales, sino ergonómicos y estéticamente agradables.
- Corporal: Vinculada al cuidado y atención de la salud integral de los colaboradores, ya que si la persona está enferma, a cualquier nivel, disminuirá su productividad.
- Psíquica: Asociada a los temas de estrés laboral, que es una pandemia a nivel global, producto de altas cargas de trabajo, presión excesiva por los resultados, conflictividad permanente, mobbing, etc.
- Económica: Relacionada con los temas salariales, bonos anuales o por rendimiento y al paquete de beneficios que la compañía ofrece.
- Profesional: Atada a los temas de desarrollo del talento, de planes de carrera y de desafíos profesionales.
- Espiritual: Ligada al salario moral, con temas como la cultura, los valores, la ética, el propósito, el sentido y orgullo de pertenencia.
El Modelo MIB, que desarrollaremos detalladamente en un libro de pronta publicación, aporta una mirada integradora de la temática de bienestar, generando conciencia acerca de que el bienestar es dicotómico. O sea, hay bienestar o no lo hay; por tanto, no se resolverá el tema con medidas aisladas, por bien intencionadas que sean, sino enfrentando de forma efectiva todos los frentes que el desafío del bienestar nos plantea.
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Roberto R. Rabouin es doctor en Dirección de Empresas, Director del Master en Recursos Humanos de ADEN, entre otros.