Así fue como él pudo almacenar incontables cantidades del trigo cultivado para alimento de las personas, y lo almacenó en silos localizados en la región en la cual había sido recogido. Descentralizando así el manejo de la producción agrícola y asegurándose un menor costo de trasporte y el no tener que lidiar con distancias largas de acopio cuando la necesidad llegase.
Y efectivamente como había sido anunciado, la escasez llegó y la gente se quedó sin alimentos, y recurrieron a José para comprarle trigo, y este les vendió a todos. La historia narra que pasó todo un año, y el dinero con el que le compraban alimento a José se les terminó. Por esta razón, todo el dinero de los ciudadanos egipcios paró en manos de José. Pero estos le propusieron a José una segunda opción, y esta fue la de entregarle todos sus ganados a cambio de alimentos, a lo cual este accedió. Y debido a esto, todo el ganado del imperio también paró en manos de José. Pero el hambre seguía y la escasez continuaba imperando en todo el territorio egipcio.
Al siguiente año, los atormentados ciudadanos acudieron de nuevo a José para proveerse de alimento, pero ahora a cambio de sus tierras. Y debido a esto, toda la tierra y propiedades de Egipto pasaron a manos de José. Cuesta imaginarse que todo el dinero, todo el ganado y toda la tierra de nuestro país estuviesen en nuestras manos, pero así pasó con José. Él era el administrador de todo.
La historia bíblica narra que José, al darse cuenta de que todos los bienes de producción estaban en sus manos, decidió prestarles tierra y semilla a los habitantes a cambio de que le entregaran un 20% de lo que produjeran. De esa forma los egipcios empezaron a tener ingresos y comida producida por ellos mismos. Y así la situación económica se recompuso, pues había quiénes producían y quiénes compraban, y la rueda de la economía empezó a girar de nuevo.
Solo algunos de los que se quedaban con su 80% de ingresos, después de impuestos, fueron lo suficientemente inteligentes y sensatos como para tomar una parte de estos ingresos e irlos guardando para nuevamente ir más tarde con José a que les vendiera parcelas de tierra, ganado y semilla para poder ellos rehacerse de los que alguna vez fue suyo y empezar de nuevo a generar riqueza con su trabajo. De esa forma se nos demuestra que quien quiere llegar a tener es a base de su trabajo personal y su ahorro que genera un capital para poder producir. La verdad es esta, que si nada ahorras, nada ganas, y si nada ahorras, nada tienes.
Es de destacar en esta historia que nunca José ofreció ayuda en bolsas alimentarias sin esfuerzo por parte de los pobladores necesitados y hambrientos, ni se corrompió en el manejo de todo el vasto caudal de capital y bienes que acumuló para el gobierno, pues él únicamente era el administrador y no el dueño de todo eso a su cargo.
José es un gran ejemplo de juventud diligente, honesta, hábil, responsable y no corrupta.
Dr. Eduardo Palacios Lima – Coach en finanzas personales y familiares.
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