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De acuerdo con un estudio de KPMG al 2016, más del 90% de las firmas que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) tienen representantes familiares en el capital y en el control.
“Una empresa familiar es diferente a cualquier otro negocio por muchas razones, empezando por el hecho de que enfrenta el desafío de alinear los intereses de la familia, la propiedad y los objetivos de negocio. Tarde o temprano tienen que enfrentar decisiones para balancear estos temas, incluyendo el delicado reto de diseñar una cadena de mandos y un plan de promociones”, añade el estudio Empresas familiares en México: el desafío de crecer, madurar y permanecer de la consultora.
Alfonso Aguilera, director general del Centro de Formación y Perfeccionamiento Directivo para Mandos Intermedios (ICAMI), explica que sólo una de cada tres empresas familiares sobrevive a la tercera generación, para lograr el éxito es necesaria la capacitación de su alta dirección y en los mandos intermedios, quienes transmiten la cultura organizacional, al tiempo en que invierten en procesos claros.
Por ejemplo, Bimbo fue fundada por Lorenzo Servitje y actualmente su hijo Daniel Servitje es el presidente y director de la panificadora mexicana. La empresa generó ventas por 267,515 millones de pesos en 2017, lo que significó un incremento de 6.1% en comparación con el 2016. La empresa está presente en 32 países en las regiones de Norteamérica y Latinoamérica, así como en Europa, Asia y África, con más de tres millones de puntos de venta.
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Cemex, que en 2017 generó ingresos por 258,131 millones de pesos, es dirigida por Fernando A. González y su presidente es Rogelio Zambrano Lozano, nieto de Lorenzo Zambrano Gutiérrez-uno de los fundadores de la cementera mexicana- y tomó dicho cargo tras el fallecimiento de Lorenzo H. Zambrano Treviño.
En el caso de Carlos Slim, a pesar de que el magnate se mantiene en el Consejo de Administración de empresas como América Móvil y Grupo Carso (Condumex, Carso y Grupo Sanborns), y como presidente de Minera Frisco, ha delegado el poder de su imperio a sus hijos y yernos, principalmente.
Estas tres empresas son ejemplos entre diversas compañías mexicanas que han logrado el éxito, a pesar del tiempo y diversos factores económicos y financieros.
“Estas tres empresas tienen una visión clara y humana del fundador, pensando en que la empresa no sólo existe para generar riqueza, sino para el bienestar de todos los empleados y de la comunidad en la que trabajan. Para que las empresas familiares funcionen es necesario tener claro el tipo de operación, que las reglas estén claras para los familiares que trabajan ahí y para los profesionistas externos”, añadió Aguilera.
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Para ello, el especialista señaló que es importante contar con un Consejo de Administración o familiar que ayude al fundador en la toma de decisiones, para así institucionalizar la compañía y que ésta perdure, sin que los problemas internos ocasionen tropiezos en las operaciones de la empresa.
Además de los estudios, los directivos deben desarrollar algunas competencias (soft skills) para que sepan liderar e impulsar el trabajo en equipo, para que las decisiones que se tomen estén enfocadas en la empresa -en su conjunto -y no en los individuos.
“Por lo regular, lo que pasa en las empresas familiares es que las decisiones se realizan pensando en las personas, como decisiones aisladas al bienestar de la compañía. Lo que la empresa de este tipo necesita es el apoyo y la inteligencia emocional de todas las personas que trabajan en la compañía, para que los problemas familiares no se interpongan en su desarrollo”, añadió Aguilera.
* En alianza con Forbes México
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